Hoy visitamos el Monte Saint-Michel, un sitio que no deja indiferente, una pequeña ciudadela coronada por su gran abadía situada sobre un promontorio rocoso, que cuando sube la marea se convierte en una pequeña isla. ¡Un paraje impresionante!.
El islote de Saint-Michel, situado en una bahía del Océano Atlántico, tiene cerca de 960 metros de circunferencia y una superficie de aproximadamente 280 hectáreas, elevándose sobre el terreno a 92 metros de altura.
Durante siglos el acceso a la abadía se ha realizado por vía terrestre en los momentos de marea baja y por vía marítima cuando la marea era alta. Actualmente se puede acceder en todo momento gracias a la carretera. Para saber cuando sube la marea en la entrada se exponen los horarios, teniendo que estar 2 horas antes de las horas indicadas. Aquí dejamos un enlace donde poder consultar la Tabla de horarios.
El pueblo cuenta con gran número de edificios que datan de los siglos XV y XVI, además de monumentos históricos, pequeños museos y comercios turísticos. Recorrer sus estrechas calles te hace transportarte al medievo.
En el pasado algunas tribus célticas ocuparon el bosque de Scissy, en los alrededores del monte Saint-Michel, acercándose a él para entregarse a sus cultos druídicos, encontrándose ya en el lugar un gran megalito, fiel reflejo de que esta zona ha sido un lugar mágico desde hace miles de años. Hacía el siglo IV, al pie del peñasco se construyó un oratorio de estilo merovingio en honor de San Sinforiano
Los orígenes de la abadía actual se sitúan en torno a los siglos VIII y IX, y según la leyenda, en el año 708 un obispo de Avranches, llamado Aubert, habría construido un oratorio dedicado al arcángel San Miguel, tras habérselo pedido personalmente el arcángel en tres apariciones sucesivas.
En el año 966, por solicitud del duque de Normandía se instaló en la isla una comunidad benedictina, construyéndose antes del año 1000 una iglesia prerrománica. En el siglo XI, se construyó la abadía románica sobre un conjunto de criptas, y en el siglo XIII, se terminó de levantar el conjunto gótico del monte Saint-Michel. La abadía benedictina experimento modificaciones continuas hasta el siglo XVIII, lo que le permitió materializar a la perfección los estilos carolingio, románico, gótico flamígero y clásico. En los subterráneos de la abadía se han encontrado restos megalíticos de los celtas.
Entre los siglos XVII y XVIII, grupos esotéricos dedicados a la alquimia y a los avances científicos se reunían en este lugar. Y desde el siglo XIX, los escritores y pintores románticos llegaron a la montaña por su encanto único y pintorescas cualidades, como por ejemplo el escritor Guy de Maupassant. Continuamos la visita entrando en la abadía.
El islote de Saint-Michel, situado en una bahía del Océano Atlántico, tiene cerca de 960 metros de circunferencia y una superficie de aproximadamente 280 hectáreas, elevándose sobre el terreno a 92 metros de altura.
Durante siglos el acceso a la abadía se ha realizado por vía terrestre en los momentos de marea baja y por vía marítima cuando la marea era alta. Actualmente se puede acceder en todo momento gracias a la carretera. Para saber cuando sube la marea en la entrada se exponen los horarios, teniendo que estar 2 horas antes de las horas indicadas. Aquí dejamos un enlace donde poder consultar la Tabla de horarios.
El pueblo cuenta con gran número de edificios que datan de los siglos XV y XVI, además de monumentos históricos, pequeños museos y comercios turísticos. Recorrer sus estrechas calles te hace transportarte al medievo.
En el pasado algunas tribus célticas ocuparon el bosque de Scissy, en los alrededores del monte Saint-Michel, acercándose a él para entregarse a sus cultos druídicos, encontrándose ya en el lugar un gran megalito, fiel reflejo de que esta zona ha sido un lugar mágico desde hace miles de años. Hacía el siglo IV, al pie del peñasco se construyó un oratorio de estilo merovingio en honor de San Sinforiano
Los orígenes de la abadía actual se sitúan en torno a los siglos VIII y IX, y según la leyenda, en el año 708 un obispo de Avranches, llamado Aubert, habría construido un oratorio dedicado al arcángel San Miguel, tras habérselo pedido personalmente el arcángel en tres apariciones sucesivas.
En el año 966, por solicitud del duque de Normandía se instaló en la isla una comunidad benedictina, construyéndose antes del año 1000 una iglesia prerrománica. En el siglo XI, se construyó la abadía románica sobre un conjunto de criptas, y en el siglo XIII, se terminó de levantar el conjunto gótico del monte Saint-Michel. La abadía benedictina experimento modificaciones continuas hasta el siglo XVIII, lo que le permitió materializar a la perfección los estilos carolingio, románico, gótico flamígero y clásico. En los subterráneos de la abadía se han encontrado restos megalíticos de los celtas.
Entre los siglos XVII y XVIII, grupos esotéricos dedicados a la alquimia y a los avances científicos se reunían en este lugar. Y desde el siglo XIX, los escritores y pintores románticos llegaron a la montaña por su encanto único y pintorescas cualidades, como por ejemplo el escritor Guy de Maupassant. Continuamos la visita entrando en la abadía.
La iglesia abacial
En el interior de la iglesia se respira una atmósfera especial, un lugar de luces y sombras, luces provenientes de sus vidrieras y rincones de la abadía en sombras por la grandeza de la misma. Se nota que este es un lugar mágico desde tiempos inmemoriales. De hecho, este lugar ha sido motivo de peregrinación desde la edad media, como lo es la Tierra Santa, Roma o Santiago de Compostela.
Claustro
El claustro se comenzó a construir en el siglo XIII en estilo gótico, y se encuentra situado en la parte más alta de la construcción, siendo utilizado como un espacio de reflexión para los monjes. Sus columnas, en su mayoría, están decoradas con motivos vegetales.
Sala de los Caballeros
Este lugar debe su nombre a la orden de caballería de los Caballeros de San Miguel, pero en realidad se utilizó como el calefactorio de los monjes, donde unas grandes chimeneas, cuyas campanas ascienden hasta la bóveda, permitían en la antigüedad contrarrestar el frió. También era la gran sala de trabajo, el scriptorium, donde los monjes copiaban e ilustraban manuscritos. En la sala destacan sus esbeltas columnas nervadas y decoradas con motivos florales.
Cripta
Bajamos hacia la cripta y lo primero que nos encontramos es la capilla o cripta de San Martín. Las criptas eran lugares de recogimiento y oración, ya que la bóveda de esta capilla mejoraba la acústica del lugar, ideal para los cantos que aquí los monjes realizaban.
La cripta del paseo cubierto de los monjes, del siglo XII, destaca por sus bóvedas de ojivas con nervaduras. El uso de esta sala aún nadie ha sabido para que se utilizaba, aunque la tradición afirma que pudo ser el claustro románico, donde los monjes paseaban, de ahí provendría su nombre de paseo cubierto. En La sala del Aquilón, del siglo XII, se daba acogida y albergue a los peregrinos. Después del incendio del año 1112, el abad Roger II hizo reemplazar la cubierta de madera por una bóveda de piedra.
Horarios: Los abadía está abierta todos los días, excepto el 1 de enero, 1 de mayo y el 25 de diciembre. Del 2 de mayo - 31 de agosto: de 9.00 a 19.00; Del 1 de septiembre - 30 de abril de 9.30 a 18.00
Precios: Adulto 9€ ; Grupo (20 personas) 7€ y menores de 18 gratis
La cripta del paseo cubierto de los monjes, del siglo XII, destaca por sus bóvedas de ojivas con nervaduras. El uso de esta sala aún nadie ha sabido para que se utilizaba, aunque la tradición afirma que pudo ser el claustro románico, donde los monjes paseaban, de ahí provendría su nombre de paseo cubierto. En La sala del Aquilón, del siglo XII, se daba acogida y albergue a los peregrinos. Después del incendio del año 1112, el abad Roger II hizo reemplazar la cubierta de madera por una bóveda de piedra.
Horarios: Los abadía está abierta todos los días, excepto el 1 de enero, 1 de mayo y el 25 de diciembre. Del 2 de mayo - 31 de agosto: de 9.00 a 19.00; Del 1 de septiembre - 30 de abril de 9.30 a 18.00
Precios: Adulto 9€ ; Grupo (20 personas) 7€ y menores de 18 gratis
Alrededores del Monte Saint-Michel
Las vistas desde la abadía son impresionantes, ya que cuando la marea esta baja parece que estas rodeado por un desierto. Aprovechando esta circunstancia se hacen excursiones al cercano islote Tombelaine. Es un peñón granítico igual que el monte Saint Michel modelado por la erosión del mar.
Hay que destacar que las excursiones son aconsejables hacerlas con un guía, ya que existen en algunas zonas arenas movedizas, aunque se puede andar sin ningún peligro por los alrededores, eso sí, si queremos adentrarnos un poco más por este mar de arena hay que tener mucho cuidado.
Hay unas vistas magnificas donde se ve como se junta la arena de la bahía con el cielo azul y las nubes. ¡Aquí estamos!, ¿Parece un desierto, verdad?, ¡¡Pues esto dentro de unas pocas horas estará totalmente cubierto por las aguas del océano!!.
¡Ya comienza a subir la marea!
Hay que destacar que las excursiones son aconsejables hacerlas con un guía, ya que existen en algunas zonas arenas movedizas, aunque se puede andar sin ningún peligro por los alrededores, eso sí, si queremos adentrarnos un poco más por este mar de arena hay que tener mucho cuidado.
Hay unas vistas magnificas donde se ve como se junta la arena de la bahía con el cielo azul y las nubes. ¡Aquí estamos!, ¿Parece un desierto, verdad?, ¡¡Pues esto dentro de unas pocas horas estará totalmente cubierto por las aguas del océano!!.
Capilla de Saint Aubert |
¡Ya comienza a subir la marea!
La iglesia parroquial
Dentro de este complejo monástico también se encuentra la iglesia parroquial del monte Saint-Michel, que ocupa el lugar de un antiguo santuario. Fue edificado sobre un basamento que probablemente se remonta al siglo XI, siendo ampliado en la segunda mitad del siglo XV. Esta iglesia se convirtió en meta de peregrinaciones a finales del siglo XIX. El interior de esta pequeña iglesia es realmente bonita y acogedora, con sus hermosísimas vidrieras que le dan un colorido especial.
Cae la noche sobre el monte Saint-Michel, que con sus luces encendidas parece un esplendido e impresionante faro en medio del océano.
Durante la noche caminamos por las calles de Saint-Michel, totalmente desiertas, haciendo que el lugar te envuelva en una atmósfera realmente mágica.
El Monte Saint-Michel es un lugar fascinante e hipnótico, donde su entorno a veces cubierto por un mar de agua y otras veces cubierto por un mar de arena inspira y cautiva las mentes de cualquiera que lo descubra. Sigue aquí el diario de la Bretaña Francesa en autocaravana
Cae la noche sobre el monte Saint-Michel, que con sus luces encendidas parece un esplendido e impresionante faro en medio del océano.
Durante la noche caminamos por las calles de Saint-Michel, totalmente desiertas, haciendo que el lugar te envuelva en una atmósfera realmente mágica.
El Monte Saint-Michel es un lugar fascinante e hipnótico, donde su entorno a veces cubierto por un mar de agua y otras veces cubierto por un mar de arena inspira y cautiva las mentes de cualquiera que lo descubra. Sigue aquí el diario de la Bretaña Francesa en autocaravana
16 Comentarios
Hola habéis hecho un megareportaje. Es una maravilla, tanto el texto como las fotos, que además de preciosas habéis puesto un montón.
ResponderEliminarSaludos desde http://yoadoroviajar.blogpspot.com
Trini
Muchas gracia Trini por tus palabras, realizamos muchas fotos y sobre todo este sitio lo merece.
ResponderEliminarUn saludo, Ramón y Belén
Impresionante Saint Michel a la caída de la tarde. Me han encantado las fotos.
ResponderEliminarUn saludo.
www.avedepaso.net
Hola Davestraits, me alegro que te gusten las fotos, la verdad que es impresionante. Ahora me paso por tu web. Un saludo
ResponderEliminarRamón
La verdad es que es uno de los lugares mágicos que tengo pendiente de visitar ... vuestras fotos impresionan ... son geniales!; ... habéis conseguido que el lugar parezca de mentira, mágico!.
ResponderEliminarGracias!, un saludo.
Muchas gracias Alfonso (The world thry my eyes) por tus palabras. Este sitio merece mucho más, las fotos impresionan, sí, pero estar delante de este lugar y pasear por su calles, impresionan mucho más.
ResponderEliminarUn saludo amigo.
Impresionantes fotos! nosotros estuvimos en mayo y aunque era un sueño viajero, me decepcionó un poquito, pero aún así es una maravilla.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi blog, nos seguimos leyendo :-)
Hola Artabria, si es impresionante, aunque si es verdad que después de llevar tanta información y visto tantas fotos, cuando llegas no es tanta la impresión.
ResponderEliminarun saludo Ramón y Belén
TEngo muchisimas ganas de visitar esta zona, así que cuando lo haga ya se donde buscar información. La verdad es que el Monte Saint Michel tiene que ser impresionante.
ResponderEliminarPor aquí seguiré.
Gracias María. El Monte Saint Michel es impresionante, pasear por sus calles estrechas es una pasada, sobretodo aconsejo ir por la noche. No leemos!!!
ResponderEliminarUn saludo, Belén y Ramón
Justamente estos días en la televisación del Tour de Francia, lo han mostrado y como siempre me dan ganas de visitarlo, pero hay tantos sitios bonitos en Europa, estamos lejos y no se puede ver todo! me conformo visitándolo a través de uds.
ResponderEliminarSaludos
Hola Betty, muchas gracias por tus palabras. Este lugar es impresionante y nos mereció mucho la visita. Nos seguimos!!!.
EliminarUn saludo Belén y Ramón
Hola! Tengo una duda: ¿dónde os quedasteis a dormir? ¡Gracias! :-)
ResponderEliminarNos quedamos 2 noches en el Camping caravaning du Mont Saint-Michel, este viaje lo realizamos en una autocaravana. Si tienes alguna duda más no dudes en preguntar.
EliminarUn saludo Belén
Tiene que ser un lugar espectacular, de día y de noche. Por cierto, no había visto nunca imágenes del pueblo y me ha parecido encantador también.
ResponderEliminarSaludos y feliz año!
A nosotros personalmente nos gustó más cuando regresamos de noche, ya que las calles estaban prácticamente desiertas. El lugar desde luego nos pareció mágico, un sitio único.
EliminarFeliz año!! Belén y Ramón
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