La ciudad de Madrid cuenta con una gran cantidad de museos, entre ellos se encuentra uno dedicado al movimiento cultural acaecido en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, se trata del Museo del Romanticismo. Esta nueva corriente no fue solo un movimiento literario, sino una nueva forma de entender el arte y la vida, una forma de evasión hacía lo misterioso y lo desconocido. Este museo fue creado inicialmente por Benigno Vega-Inclán y Flaquer con el nombre de "Museo Romántico" en el año 1924, instalando en este edificio del siglo XVIII una colección particular suya formada por cuadros, muebles y diversos objetos junto con varias donaciones procedentes de diferentes personalidades de la época. Las obras de rehabilitación del edificio, las cuales duraron desde el año 2001 hasta el año 2009, sirvieron para cambiar su nombre, llamándose desde entonces Museo del Romanticismo.
Con el transcurrir de los años se han ido añadiendo a la colección diversas donaciones y adquisiciones, consiguiendo de esta manera que el museo ofrezca al público una visión general del romanticismo español, movimiento acaecido entre los años 1833 y 1868. Entre los personajes que dieron lugar a esta corriente romántica en España podemos citar a personajes como Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda, Rosalia de Castro y Mariano José de Larra, entre otros, usando para ello las poesía, pues este era el género preferido por los románticos para la expresión de los sentimientos.
La visita al museo comienza tras subir las escaleras que dan acceso a la planta superior del palacio y que nos conducen al vestíbulo, lugar de recibimiento en la que se encuentran objetos propios del romanticismo, como por ejemplo las sillerías y los relojes de péndulo.
El antesalón, sirve como bien dice su nombre de antesala al Salón de Baile y en su techo se encuentra una magnífica representación pictórica que simboliza la Alegoría de la Noche. En esta habitación además de un elegante diván y un tocador de caoba, se encuentra un hermoso piano de madera de palosanto y marquetería, del que salían las notas en las veladas musicales organizadas durante el romanticismo, siendo la música una parte importante de este movimiento cultural.
En el Salón de Baile, como no podía ser de otra manera, también la música es un elemento importante, encontrándose en esta estancia instrumentos como el arpa, típica del romanticismo, y el piano. La ornamentación se compone entre otros adornos de porcelanas, relojes y cajas de música, todo ello complementado por varios retratos, tanto masculinos como femeninos, reflejados algunos de ellos en grandes espejos. Al igual que en el antesalón, en el techo se encuentra una fantástica pintura que representa en esta ocasión la Alegoría de la Aurora.
Las siguientes estancias abarcan desde la sala VI a la sala VIII y representan el espacio más íntimo de la casa, teniendo como temática en sus cuadros el Costumbrismo. Estas pinturas de la escuela andaluza están influenciadas por el pintor Murillo, y en ellas se visualiza una imagen idílica de la población más humilde.
Recorremos las estancias hasta llegar a la Salita, donde se encuentran expuestos varios cuadros cuya temática está basada en paisajes y motivos arquitectónicos, siendo Genaro Pérez Villamil el pintor más representativo de la época romántica en España. También cuenta con unas vitrinas que guardan en su interior una colección de abanicos, además de unas placas de porcelanas con temas pictóricos, también llamadas litofanías. Es uno de los juegos ópticos más utilizados durante los siglos XVIII y XIX, donde la proyección de una luz, generalmente de una vela, representa en una fina lámina un dibujo modelado que dependiendo de su profundidad le daba un determinado efecto.
Utilizado para las reuniones familiares, el Comedor servía sobre todo para las cenas, ya que las demás comidas se solían realizar en estancias más pequeñas llamadas habitaciones de desayuno. Entre su mobiliario se encuentra una chimenea de mármol, un aparador y mesas servideras con porcelanas de París, todo ello iluminado por una preciosa lámpara de araña de cristal de la Granja (Segovia). En cuanto a los cuadros que adornan esta estancia su temática va en línea al uso de la misma, pues está basada en bodegones. Una excepción es el cuadro principal colocado sobre un espejo, en el que se ve retratada a la familia de Jorge Flaquer, antepasados del fundador del museo. Esta obra es del pintor Joaquín Espalter y Rull y está considerada como una de las más representativas del Romanticismo español.
Otra de las salas que nos llama la atención en este museo es la alcoba femenina, la cual simboliza la individualidad de la mujer, un espacio íntimo donde leer y guardar recuerdos especiales. En la alcoba podemos encontrar elementos como un escritorio portátil, un tocador con diversos frascos que contienen perfumes y productos para el cuidado de la piel, además de un espejo con pie alto. La cama es de tipo góndola y está cubierta por un amplio dosel que ayuda a guardar el calor.
Todos los objetos que se encuentran en la Sala de la Literatura y el Teatro simbolizan la esencia del romanticismo, un ejemplo de ello es la cómoda que perteneció a la poetisa Carolina Coronado. Ya desde muy pequeña mostró un gran interés por la literatura, llegando a escribir su primera poesía a los 10 años. Su obra de claro estilo romántico expresaba el sentimiento más puro, impulsando con sus escritos la virtud, la modestia, la sensibilidad y la libertad individual.
En esta estancia previa al jardín se encuentra la Estufa o Serre, una especie de invernadero donde antiguamente se hallaban todo tipo de plantas. Hoy en día está decorada con vitrinas donde se encuentran expuestas vajillas de cerámica estampada, porcelanas orientales y objetos de opalina, un vidrio traslúcido procedente de la Real Fábrica de la Granja.
La filosofía romántica dota a la naturaleza de un marcado simbolismo otorgando al escenario un halo espiritual, como bien queda representado en este pequeño jardín donde culmina nuestra visita. Como colofón final bien merece recordar una cita de Novalis que dice así:
Con el transcurrir de los años se han ido añadiendo a la colección diversas donaciones y adquisiciones, consiguiendo de esta manera que el museo ofrezca al público una visión general del romanticismo español, movimiento acaecido entre los años 1833 y 1868. Entre los personajes que dieron lugar a esta corriente romántica en España podemos citar a personajes como Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda, Rosalia de Castro y Mariano José de Larra, entre otros, usando para ello las poesía, pues este era el género preferido por los románticos para la expresión de los sentimientos.
La visita al museo comienza tras subir las escaleras que dan acceso a la planta superior del palacio y que nos conducen al vestíbulo, lugar de recibimiento en la que se encuentran objetos propios del romanticismo, como por ejemplo las sillerías y los relojes de péndulo.
Vestíbulo
El antesalón, sirve como bien dice su nombre de antesala al Salón de Baile y en su techo se encuentra una magnífica representación pictórica que simboliza la Alegoría de la Noche. En esta habitación además de un elegante diván y un tocador de caoba, se encuentra un hermoso piano de madera de palosanto y marquetería, del que salían las notas en las veladas musicales organizadas durante el romanticismo, siendo la música una parte importante de este movimiento cultural.
Antesalón
En el Salón de Baile, como no podía ser de otra manera, también la música es un elemento importante, encontrándose en esta estancia instrumentos como el arpa, típica del romanticismo, y el piano. La ornamentación se compone entre otros adornos de porcelanas, relojes y cajas de música, todo ello complementado por varios retratos, tanto masculinos como femeninos, reflejados algunos de ellos en grandes espejos. Al igual que en el antesalón, en el techo se encuentra una fantástica pintura que representa en esta ocasión la Alegoría de la Aurora.
Las siguientes estancias abarcan desde la sala VI a la sala VIII y representan el espacio más íntimo de la casa, teniendo como temática en sus cuadros el Costumbrismo. Estas pinturas de la escuela andaluza están influenciadas por el pintor Murillo, y en ellas se visualiza una imagen idílica de la población más humilde.
Sala VII de los Costumbristas Andaluces
Recorremos las estancias hasta llegar a la Salita, donde se encuentran expuestos varios cuadros cuya temática está basada en paisajes y motivos arquitectónicos, siendo Genaro Pérez Villamil el pintor más representativo de la época romántica en España. También cuenta con unas vitrinas que guardan en su interior una colección de abanicos, además de unas placas de porcelanas con temas pictóricos, también llamadas litofanías. Es uno de los juegos ópticos más utilizados durante los siglos XVIII y XIX, donde la proyección de una luz, generalmente de una vela, representa en una fina lámina un dibujo modelado que dependiendo de su profundidad le daba un determinado efecto.
Salita o cuarto de estar
Utilizado para las reuniones familiares, el Comedor servía sobre todo para las cenas, ya que las demás comidas se solían realizar en estancias más pequeñas llamadas habitaciones de desayuno. Entre su mobiliario se encuentra una chimenea de mármol, un aparador y mesas servideras con porcelanas de París, todo ello iluminado por una preciosa lámpara de araña de cristal de la Granja (Segovia). En cuanto a los cuadros que adornan esta estancia su temática va en línea al uso de la misma, pues está basada en bodegones. Una excepción es el cuadro principal colocado sobre un espejo, en el que se ve retratada a la familia de Jorge Flaquer, antepasados del fundador del museo. Esta obra es del pintor Joaquín Espalter y Rull y está considerada como una de las más representativas del Romanticismo español.
Comedor
Otra de las salas que nos llama la atención en este museo es la alcoba femenina, la cual simboliza la individualidad de la mujer, un espacio íntimo donde leer y guardar recuerdos especiales. En la alcoba podemos encontrar elementos como un escritorio portátil, un tocador con diversos frascos que contienen perfumes y productos para el cuidado de la piel, además de un espejo con pie alto. La cama es de tipo góndola y está cubierta por un amplio dosel que ayuda a guardar el calor.
Alcoba femenina
Todos los objetos que se encuentran en la Sala de la Literatura y el Teatro simbolizan la esencia del romanticismo, un ejemplo de ello es la cómoda que perteneció a la poetisa Carolina Coronado. Ya desde muy pequeña mostró un gran interés por la literatura, llegando a escribir su primera poesía a los 10 años. Su obra de claro estilo romántico expresaba el sentimiento más puro, impulsando con sus escritos la virtud, la modestia, la sensibilidad y la libertad individual.
Sala de la literatura y el teatro
En esta estancia previa al jardín se encuentra la Estufa o Serre, una especie de invernadero donde antiguamente se hallaban todo tipo de plantas. Hoy en día está decorada con vitrinas donde se encuentran expuestas vajillas de cerámica estampada, porcelanas orientales y objetos de opalina, un vidrio traslúcido procedente de la Real Fábrica de la Granja.
Estufa o Serre
La filosofía romántica dota a la naturaleza de un marcado simbolismo otorgando al escenario un halo espiritual, como bien queda representado en este pequeño jardín donde culmina nuestra visita. Como colofón final bien merece recordar una cita de Novalis que dice así:
Ser romántico es dar a lo cotidiano un sentido elevado, a lo conocido, la dignidad de lo desconocido, a lo finito, el brillo de lo infinito.
Información, horarios y tarifas
Dirección: Calle San Mateo, 13 - 28004 MadridHorario:
- De noviembre a abril: De martes a sábado de 9.30 a 18.30; Domingos y festivos de 10.00 a 15.00
- De mayo a octubre: De martes a sábado de 9.30 a 20.30; Domingos y festivos de 10.00 a 15.00
- Cerrado todo los lunes
Para más información visitar la web del Museo del Romanticismo
6 Comentarios
Que museo tan acogedor :) no sabia de su existencia pero lo tendré en cuenta para la próxima vez que visite Madrid!
ResponderEliminarSaludos!
Es una casa-museo muy bonita, si te gustan los museos, ya sabes que tienes una visita pendiente cuando regreses por Madrid. Saludos
EliminarBuenos días Belén
ResponderEliminarPor un momento me has trasladado hasta este mismísimo museo y me dejé envolver por tu relato. Es más, parecía que miraba una serie, que suelen recrear los tiempos aquellos que todo era lujo y derroches.
Bonito post. Si tengo la oportunidad de ir, estaría encantado de hacerlo.
¡Feliz Semana!
Un abrazo.
Bo
Muchas gracias Bo, nos agrada mucho que te haya gustado y en tu próxima visita a Madrid no dudes en visitarlo, seguro que te gustará. Un abrazo
EliminarDespués de haber vivido en Madrid casi treinta años me decidí a visitarlo, y la verdad es que lo disfruté mucho. Madrid está lleno de palacetes, conventos, y pequeños museos que valen mucho la pena.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Nosotros vivimos en Madrid y todavía nos quedan por visitar algunos museos y otros que hemos descubierto y que no sabíamos de su existencia. Saludos
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