Una de las máximas expresiones del romanticismo en la arquitectura se representa en el Palacio de Monserrate, que junto con el Palacio da Pena y la Quinta da Regaleira dotan de magia y fantasía a este rincón de Portugal Declarado Patrimonio Mundial de la Unesco. No es de extrañar, por tanto, que muchos escritores románticos eligieran Sintra como inspiración para sus obras, como es el caso del poeta Lord Byron, quien al visitar el Palacio de Monserrate en el año 1809 quedó prendado por su belleza, plasmándolo en su poema "Las peregrinaciones de Childe harold's".
Sin duda, el palacio de Monserrate y su espléndido jardín es el lugar ideal para cualquier escritor romántico, pues aquí se conjugan todos los elementos para ello: un jardín de exuberante vegetación, unas ruinas evocadoras del pasado y un palacio que parece sacado de un cuento. La figura pétrea de una quimera situada a la entrada no hace más que acrecentar el halo de misterio de este lugar apartado de Sintra, dándonos la sensación de encontrarnos en un sueño, donde el espacio y el tiempo es regido por nuestra imaginación.
A pocos metros de la entrada vislumbramos el verde fulgor de la vegetación a través del arco de piedra de Valthek, nombre que proviene del personaje principal del romance escrito por el novelista William Beckford, quien alquiló la propiedad en el año 1793. Poco después de atravesar este arco se encuentra la cascada de Beckford, creada por el novelista inspirándose en la naturaleza que le rodeaba.
Este jardín botánico tiene una extensión de 33 hectáreas y aunque empezó creándolo William Beckford en 1793, la mayor parte de esta extensión es obra del comerciante Francis Cook, quien adquirió la finca en el año 1856. En su composición se encuentran, nada más y nada menos, que 2.500 especies procedentes de todas partes del mundo, encontrándonos espacios bien diferenciados como el Valle de los Helechos, el Jardín de Japón y el Jardín de México.
En este jardín tampoco faltan los lagos ornamentales, contando el mayor de ellos con varios niveles de profundidad, donde las aguas a diferentes temperaturas reúnen las condiciones idóneas para albergar una gran variedad de plantas acuáticas como los nenúfares y papiros.
En perfecta simbiosis con la vegetación que le rodea se alzan las falsas ruinas de la capilla creada por Francis Cook en un alarde de romanticismo, tomando como referencia la antigua capilla de Nuestra Señora de Monserrate, la cual se ubicaba donde actualmente se encuentra el palacio.
Las raíces de un ficus gigante envuelven las paredes de la capilla recreando un escenario de ensueño, donde la realidad parece fundirse con lo onírico.
Sin duda, el palacio de Monserrate y su espléndido jardín es el lugar ideal para cualquier escritor romántico, pues aquí se conjugan todos los elementos para ello: un jardín de exuberante vegetación, unas ruinas evocadoras del pasado y un palacio que parece sacado de un cuento. La figura pétrea de una quimera situada a la entrada no hace más que acrecentar el halo de misterio de este lugar apartado de Sintra, dándonos la sensación de encontrarnos en un sueño, donde el espacio y el tiempo es regido por nuestra imaginación.
A pocos metros de la entrada vislumbramos el verde fulgor de la vegetación a través del arco de piedra de Valthek, nombre que proviene del personaje principal del romance escrito por el novelista William Beckford, quien alquiló la propiedad en el año 1793. Poco después de atravesar este arco se encuentra la cascada de Beckford, creada por el novelista inspirándose en la naturaleza que le rodeaba.
Cascada Beckford
Este jardín botánico tiene una extensión de 33 hectáreas y aunque empezó creándolo William Beckford en 1793, la mayor parte de esta extensión es obra del comerciante Francis Cook, quien adquirió la finca en el año 1856. En su composición se encuentran, nada más y nada menos, que 2.500 especies procedentes de todas partes del mundo, encontrándonos espacios bien diferenciados como el Valle de los Helechos, el Jardín de Japón y el Jardín de México.
Valle de los Helechos
Jardín de México
En este jardín tampoco faltan los lagos ornamentales, contando el mayor de ellos con varios niveles de profundidad, donde las aguas a diferentes temperaturas reúnen las condiciones idóneas para albergar una gran variedad de plantas acuáticas como los nenúfares y papiros.
En perfecta simbiosis con la vegetación que le rodea se alzan las falsas ruinas de la capilla creada por Francis Cook en un alarde de romanticismo, tomando como referencia la antigua capilla de Nuestra Señora de Monserrate, la cual se ubicaba donde actualmente se encuentra el palacio.
Las raíces de un ficus gigante envuelven las paredes de la capilla recreando un escenario de ensueño, donde la realidad parece fundirse con lo onírico.
La arquitectura exótica del Palacio de Monserrate
Para encontrar el origen del nombre que recibe este palacio tenemos que remontarnos al año 1540, cuando este lugar era conocido como la Quinta da Bela vista. En ese momento el administrador de esta hacienda era Frei Gaspar Petro, quien por esas fechas regresó de una peregrinación al Monasterio de Montserrat, mandando construir en la quinta una capilla en su honor. Desde el año 1601 esta capilla junto con otras dependencias fue adquirida por la familia Mello e Castro, quienes se hicieron cargo de su mantenimiento hasta el año 1755, año en el que el terremoto de Lisboa las dejó prácticamente en ruinas.
Durante un tiempo el lugar estuvo abandonado y las ruinas quedaron solitarias en medio del bosque, oyéndose únicamente entre sus muros el ulular del viento. Hubo que esperar más de tres décadas para que el palacio saliera del abandono, concretamente en el año 1790, cuando Gerard De Visme alquiló la finca. Este comerciante inglés fue el artífice de construir el primer palacio neogótico sobre las ruinas de la antigua capilla. El escritor romántico William Beckford alquiló la propiedad en el año 1793, realizando en el palacio unas obras que le dieron el aire exótico que actualmente podemos ver en el edificio, quedando patente su excentricidad arquitectónica, de la que volvió a hacer gala en la construcción de la abadía Fonthill, en Whitshire (Inglaterra) en el año 1822.
Un año después, el abandono se cierne de nuevo sobre el lugar tras el regreso del escritor a su tierra natal, quedando sumido el palacio en ese estado que tanto gusta a los escritores románticos, como muy bien comprobó Lord Byron en su visita del año 1809. Más de 50 años tuvieron que pasar para que el palacio fuera nuevamente habitado, esta vez por el comericante Francis Cook, quien compró la finca en el año 1856, encargándose de la rehabilitación del jardín y del palacio. Para ello contrató al arquitecto James T. Knowles, junto al paisajista William Stockdale, el botánico William Nevill y el jardinero James Burt, los cuales le dieron esa pincelada romántica que tanto buscaba Francis Cook.
En el año 1946 la familia Cook vendió la propiedad al anticuario Saúl Sáragga, quien a su vez la vendió un año después al estado portugués, volviendo de nuevo el espíritu romántico del abandono al palacio. Fue en el año 2001 cuando se realizó un proyecto de rehabilitación que ha servido para poder contemplar hoy en día la fantástica arquitectura del Palacio de Monserrate.
Una segunda fase de este proyecto de rehabilitación se comenzó en el interior del palacio en el año 2008, el cual continúa realizándose hoy en día. Las filigranas arabescas nos deslumbran con su hermosura nada más entrar en el atrio octogonal, en cuyo centro se encuentra una fuente de mármol de carrara.
Si miramos hacía el techo observaremos la magnífica cúpula del atrio, cuya estructura está realizada en madera decorada con estuco. Una obra maestra con reminiscencias árabes y orientales que al observarla nos deslumbra con su extraordinaria belleza.
Desde el atrio salen dos pasillos que conectan las tres torres del palacio, uniendo la sala de la música con el hall de entrada, una estancia octogonal formada por arcos góticos y columnas de mármol rosa. La fila de arcos y columnas de los pasillos acrecienta el efecto de profundidad, y al recorrerlos disfrutamos de su profusa decoración formada por arabescos de intricadas formas geométricas, compuesta de hojas, flores, frutos y aves exóticas.
El palacio está compuesto por varias estancias como el citado hall de entrada, el comedor, la capilla, la sala de estar indiana, la sala del billar, la sala de la música y la biblioteca. Esta última estancia fue restaurada entre los años 2008 y 2009, y muchas partes de las estanterías de madera de nogal se encuentran vacías, faltando unos 5.000 libros. No sabemos si estos libros volverán a recuperarse, lo que si podemos decir es que la biblioteca en su totalidad estaba compuesta por obras en muchos idiomas pertenecientes a casi todos los principales autores antiguos.
La belleza de la sala de la música, compuesta por una gran cúpula en estuque con motivos florales dorados, junto con un friso con representaciones de musas y gracias, se conjuga a la perfección con su magnifica acústica.
Los sonidos del romanticismo nos acompañan desde la sala de música, pareciéndonos escuchar las sinfonía de algunos compositores románticos, como "El Vals de las flores" de Tchaikovsky o "El Allegretto" de Beethoven.
Durante un tiempo el lugar estuvo abandonado y las ruinas quedaron solitarias en medio del bosque, oyéndose únicamente entre sus muros el ulular del viento. Hubo que esperar más de tres décadas para que el palacio saliera del abandono, concretamente en el año 1790, cuando Gerard De Visme alquiló la finca. Este comerciante inglés fue el artífice de construir el primer palacio neogótico sobre las ruinas de la antigua capilla. El escritor romántico William Beckford alquiló la propiedad en el año 1793, realizando en el palacio unas obras que le dieron el aire exótico que actualmente podemos ver en el edificio, quedando patente su excentricidad arquitectónica, de la que volvió a hacer gala en la construcción de la abadía Fonthill, en Whitshire (Inglaterra) en el año 1822.
Un año después, el abandono se cierne de nuevo sobre el lugar tras el regreso del escritor a su tierra natal, quedando sumido el palacio en ese estado que tanto gusta a los escritores románticos, como muy bien comprobó Lord Byron en su visita del año 1809. Más de 50 años tuvieron que pasar para que el palacio fuera nuevamente habitado, esta vez por el comericante Francis Cook, quien compró la finca en el año 1856, encargándose de la rehabilitación del jardín y del palacio. Para ello contrató al arquitecto James T. Knowles, junto al paisajista William Stockdale, el botánico William Nevill y el jardinero James Burt, los cuales le dieron esa pincelada romántica que tanto buscaba Francis Cook.
En el año 1946 la familia Cook vendió la propiedad al anticuario Saúl Sáragga, quien a su vez la vendió un año después al estado portugués, volviendo de nuevo el espíritu romántico del abandono al palacio. Fue en el año 2001 cuando se realizó un proyecto de rehabilitación que ha servido para poder contemplar hoy en día la fantástica arquitectura del Palacio de Monserrate.
Una segunda fase de este proyecto de rehabilitación se comenzó en el interior del palacio en el año 2008, el cual continúa realizándose hoy en día. Las filigranas arabescas nos deslumbran con su hermosura nada más entrar en el atrio octogonal, en cuyo centro se encuentra una fuente de mármol de carrara.
Si miramos hacía el techo observaremos la magnífica cúpula del atrio, cuya estructura está realizada en madera decorada con estuco. Una obra maestra con reminiscencias árabes y orientales que al observarla nos deslumbra con su extraordinaria belleza.
Desde el atrio salen dos pasillos que conectan las tres torres del palacio, uniendo la sala de la música con el hall de entrada, una estancia octogonal formada por arcos góticos y columnas de mármol rosa. La fila de arcos y columnas de los pasillos acrecienta el efecto de profundidad, y al recorrerlos disfrutamos de su profusa decoración formada por arabescos de intricadas formas geométricas, compuesta de hojas, flores, frutos y aves exóticas.
El palacio está compuesto por varias estancias como el citado hall de entrada, el comedor, la capilla, la sala de estar indiana, la sala del billar, la sala de la música y la biblioteca. Esta última estancia fue restaurada entre los años 2008 y 2009, y muchas partes de las estanterías de madera de nogal se encuentran vacías, faltando unos 5.000 libros. No sabemos si estos libros volverán a recuperarse, lo que si podemos decir es que la biblioteca en su totalidad estaba compuesta por obras en muchos idiomas pertenecientes a casi todos los principales autores antiguos.
La belleza de la sala de la música, compuesta por una gran cúpula en estuque con motivos florales dorados, junto con un friso con representaciones de musas y gracias, se conjuga a la perfección con su magnifica acústica.
Los sonidos del romanticismo nos acompañan desde la sala de música, pareciéndonos escuchar las sinfonía de algunos compositores románticos, como "El Vals de las flores" de Tchaikovsky o "El Allegretto" de Beethoven.
Más información
Ubicación: Estrada de Monserrate, 2710-405 - Sintra
Cómo llegar: El monasterio se encuentra situado a 4 kilómetros del centro de Sintra y para llegar lo mejor es tomar en la estación el autobús 435.
Horario: Temporada alta: Todos los días de 9.30 a 20.00; Temporada baja: Todos los días de 10.00 a 18.00. Cerrado el 1 de enero y el 25 de diciembre.
Precios: Adultos 7€. Con la Lisboa Card 2€ de descuento. Si vas a visitar otros lugares pregunta en la taquilla por la entrada combinada que incluye tarifas reducidas.
Mis viajes y sensaciones | Sintra, un evocador pueblo escondido en la espesura del bosque
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8 Comentarios
Es precioso, gracias por las fotos, es uno de los Palacios que me faltan por conocer de Sintra, ya voy a estar buscando fecha, jajajaja
ResponderEliminarNos alegra que te haya gustado nuestras fotos, y del palacio de Monserrate y su jardín, que decirte, una maravilla. Saludos
EliminarMenuda belleza! Estuve es Sintra hace más de 10 años, pero la verdad es que no tuve la oportunidad de visitar este parque. Una pena y un motivo para volver!
ResponderEliminarSaludos viajeros!
Te recomendamos que lo visites, seguro que te va a gustar mucho. Sintra y sus palacios se han convertido para nosotros en uno de esos rincones a los que siempre quieres volver. Saludos
EliminarPrecioso lugar, me parece sacado de Alicia en el País de las Maravillas, y una de las fotos me recuerda mucho a una película de miedo que vi, se desarrollaba todo en el interior de un palacio lleno de pasillos como los de las fotos!
ResponderEliminarGracias Kris. Realmente es un palacio de cuento en un entorno privilegiado de Sintra. Saludos
EliminarEste es uno de mis lugares favoritos de Sintra!! Es tan bonito y tan fotogénico!!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Mari Carmen, para nosotros Sintra fue un descubrimiento y un lugar al que volveremos seguro. Saludos
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