Al oeste del barrio de la Baixa, situado sobre una pequeña colina, se encuentra el barrio del Chiado, uno de los más bohemios de Lisboa donde sus calles sirvieron de inspiración a poetas y escritores de finales del siglo XIX y principios del XX. Aquí se reunían en animadas tertulias en algunos de los cafés de este bello barrio, como por ejemplo el Café a Brasileira, situado en la Rua Garrett, punto de partida en este recorrido por el Barrio del Chiado.
Este café fue inaugurado en el año 1905, por lo tanto es uno de los más antiguos de la ciudad, conservando en la entrada y en su interior la típica decoración art déco de principios del siglo XX. Fue aquí donde se inventó "la Bica", un café fuerte y espumoso realizado con un grano brasileño desconocido en la época y que da nombre a esta cafetería. Este café se sirve en una pequeña taza y es muy parecido al espresso italiano, pudiéndolo saborear acompañado de unos riquísimos pastéis de nata, muy típicos en Portugal.
Uno de los escritores que más frecuentó este café fue el poeta lisboeta Fernando Pessoa, el cual pasaba horas y horas leyendo y escribiendo poesía en este establecimiento. Es por ello que en el año 1988 en conmemoración por el centenario de su nacimiento se le realizara una estatua en bronce en la terraza del café.
En la misma Rua Garrett, a pocos metros del café A Brasileria se encuentra la librería Bertrand, conocida por ser la más antigua del mundo, siendo inaugurada en el año 1732 por los hermanos Joao y Martinho Bertrand. Con el paso del tiempo se ha convertido en una cadena de librerías a nivel nacional con más de 50 tiendas por toda Portugal, abriéndose algunas más en España.
Después de esta ruta literaria nos acercamos al Convento do Carmo, cuyas ruinas contrastan con el resto de edificios que la circundan, y más aún cuando estamos acostumbrados a ver este tipo de ruinas en parajes solitarios en medio de la naturaleza. El motivo de su estado actual fue causado por el terremoto acaecido en Lisboa en el año 1755, cuyas ondas sísmicas destruyeron parte del convento y casi la totalidad de la iglesia, quedando solamente los arcos ojivales, teniendo actualmente como techo el inmenso cielo.
Este convento de estilo gótico fue fundado hacía el año 1393, y su interior guarda un pequeño pero interesante museo arqueológico en el que se encuentra una valiosa colección que abarca desde la época Prehistórica hasta la Edad Media. Una de sus salas es una bonita estancia abovedada decorada con ventanales ojivales donde se hallan algunas tumbas, como la del Rey Fernando I, la cual está decorada con enigmáticos elementos simbólicos relacionados con la alquimia, donde podemos ver la representación de un laboratorio alquímico.
Muy cerca del Convento do Carmo, en la Rua Trinidade, se encuentra un singular y hermoso edificio decorado con coloridos azulejos construido en el año 1864. Su nombre es Casa do Ferreira das Tabuletas, y en su fachada podemos ver representadas en vivos colores las alegorías del agua, la tierra, la ciencia, la agricultura, la industria y el comercio, todo ello culminado por un frontón triangular, donde se encuentra representado el "ojo de la providencia" acompañado por la estrella de cinco puntas. Este es un símbolo masónico que nos muestra la pertenencia a esta hermandad de su propietario, Manuel Moreira García, el cual mandó realizar esta fachada al pintor Luis Antonio Ferreira, cuyo apellido da nombre a este edificio.
Si antes hablábamos de Fernando Pessoa como uno de los escritores más conocidos de Portugal no podemos dejar de hablar de otro gran escritor portugués, se trata del poeta Luis de Camões, nacido en Lisboa en el año 1524. Durante su juventud estudió filosofía, asistiendo algún tiempo después a las aulas de humanidades en la ciudad de Coimbra.
Este gran artista fue fundamental en la historia de la literatura portuguesa, por lo cual se levantó una estatua en su honor en el centro de esta bonita plaza del barrio del Chiado, conocida con el nombre de Plaza de Luis de Camões. La estatua de seis metros de altura fue realizada entre los años 1860 y 1867 por el escultor Víctor Bastos, y se encuentra encima de un pedestal donde aparecen esculpidas las figuras de ocho grandes científicos portugueses.
Esta coqueta plaza pavimentada con adoquines nos regala una de las imágenes más bellas de la ciudad, ya que se encuentra rodeada de coloridos y preciosos edificios entre las que se encuentran las iglesias de Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de la Encarnación, de las cuales hablaremos más detalladamente a continuación.
La iglesia de Nuestra Señora de Loreto fue construida entre los siglos XVI y XVIII, siendo iniciada por el arquitecto Filippo Terzi, quien recibió el encargo de una comunidad de comerciantes italianos residentes en la ciudad, siendo esta la circunstancia por la cual también se la conoce como "La iglesia de los italianos". Su fachada neoclásica se complementa con elementos de estilo barroco, creando un conjunto verdaderamente hermoso.
El interior de este templo está formado por doce magníficas capillas de mármol dedicadas a los doce apóstoles, en las cuales podemos admirar hermosas pinturas del artista Antonio Machado Sapeiro.
Justo enfrente del templo antes mencionado se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, construida entre los siglos XVIII y XIX, y en cuya obra participaron los arquitectos João Antunes y Manuel Caetano de Sousa. Su fachada es muy parecida a la de Nuestra Señora de Loreto, y como ella, cuenta con elementos de estilo neoclásico y barroco, además de contar con pilastras de orden jónico.
El interior de esta iglesia está decorada con magníficos mármoles y pinturas, en cuyos muros laterales se encuentran pequeñas capillas con arcos de medio punto.
A través de la Plaza Luis de Camões nos adentramos en el Barrio Alto, donde sus calles estrechas y empedradas nos llevarán a uno de los miradores más bonitos de la ciudad, pero antes visitaremos algunos de los rincones más bellos de este barrio.
Sin duda, uno de los rincones con más encanto de este barrio es el elevador da Bica, inaugurado en el año 1892 para salvar el gran desnivel existente entre el Cais do Sodré y el Barrio Alto. Este elevador atraviesa un laberinto de callejuelas estrechas que nos harán tener una de las mejores perspectivas del casco antiguo lisboeta, parando en su trayecto en el mirador de Santa Catarina, desde donde se obtienen unas bonitas vistas del río Tajo y sus muelles.
Recorriendo las calles del Barrio Alto llegamos a la Plaza Largo Trindade Coelho, donde nos llama la atención la estatua de un vendedor de lotería, o como lo llaman aquí en Portugal "El Cauteleiro". Esta escultura fue realizada en el año 1987 por la escultora Fernanda Assis en conmemoración por los 204 años de historia de la Lotería Nacional.
En la misma plaza se encuentra también la iglesia de San Roque, cuya historia se remonta al año 1506, año en el que se construyó aquí una ermita dedicada a San Roque, hasta que en el año 1553 fue cedida a los Jesuitas que la fueron ampliando hasta convertirse en la iglesia que vemos hoy en día. Las formas sencillas de su exterior junto con la austera fachada de este templo guardan sin embargo en su interior una auténtica joya.
El magnífico interior de este templo está formado por una capilla mayor junto con otras ocho capillas, todas ellas decoradas con tallas de madera, dorados, mármoles y azulejos, todo ello culminado con su excelente techo de madera, el cual está decorado con pinturas manieristas, creando un conjunto realmente formidable.
A tan solo unos 100 metros de esta plaza se encuentra el mirador de San Pedro de Alcántara, uno de los miradores con mejores vistas de Lisboa, y que nada más llegar nos ofrece unas impresionantes vistas de los barrios de la Baixa y de Alfama, junto con el castillo de San Jorge, la catedral y a la derecha la desembocadura del río Tajo.
Este mirador está formado por un balcón de dos niveles, en cuyo nivel inferior se encuentra un bonito jardín repleto de flores y plantas adornado con unas hileras de esculturas blancas.
El nivel superior está formado por una bella plaza adornada con una hermosa fuente y unas estatuas dedicadas a Eduardo Coelho, fundador del "diario de noticias", junto con un pequeño repartidor de periódicos de la época, todo ello rodeado por unos frondosos árboles. Otra manera de llegar a este mirador es a través del Elevador de Gloria, que comunica de forma rápida el Barrio de la Baixa con el Barrio Alto.
Al recorrer las calles de estos dos bonitos barrios de Lisboa comprendemos porque sirvieron de inspiración a poetas y escritores, ya que sus calles adoquinadas transcurren por laberínticas calles, donde las almas sensibles de estos escritores y poetas quedaron embriagadas por el aura nostálgica y a la vez mágica de estas viejas calles lisboetas.
Este café fue inaugurado en el año 1905, por lo tanto es uno de los más antiguos de la ciudad, conservando en la entrada y en su interior la típica decoración art déco de principios del siglo XX. Fue aquí donde se inventó "la Bica", un café fuerte y espumoso realizado con un grano brasileño desconocido en la época y que da nombre a esta cafetería. Este café se sirve en una pequeña taza y es muy parecido al espresso italiano, pudiéndolo saborear acompañado de unos riquísimos pastéis de nata, muy típicos en Portugal.
Uno de los escritores que más frecuentó este café fue el poeta lisboeta Fernando Pessoa, el cual pasaba horas y horas leyendo y escribiendo poesía en este establecimiento. Es por ello que en el año 1988 en conmemoración por el centenario de su nacimiento se le realizara una estatua en bronce en la terraza del café.
En la misma Rua Garrett, a pocos metros del café A Brasileria se encuentra la librería Bertrand, conocida por ser la más antigua del mundo, siendo inaugurada en el año 1732 por los hermanos Joao y Martinho Bertrand. Con el paso del tiempo se ha convertido en una cadena de librerías a nivel nacional con más de 50 tiendas por toda Portugal, abriéndose algunas más en España.
Después de esta ruta literaria nos acercamos al Convento do Carmo, cuyas ruinas contrastan con el resto de edificios que la circundan, y más aún cuando estamos acostumbrados a ver este tipo de ruinas en parajes solitarios en medio de la naturaleza. El motivo de su estado actual fue causado por el terremoto acaecido en Lisboa en el año 1755, cuyas ondas sísmicas destruyeron parte del convento y casi la totalidad de la iglesia, quedando solamente los arcos ojivales, teniendo actualmente como techo el inmenso cielo.
Este convento de estilo gótico fue fundado hacía el año 1393, y su interior guarda un pequeño pero interesante museo arqueológico en el que se encuentra una valiosa colección que abarca desde la época Prehistórica hasta la Edad Media. Una de sus salas es una bonita estancia abovedada decorada con ventanales ojivales donde se hallan algunas tumbas, como la del Rey Fernando I, la cual está decorada con enigmáticos elementos simbólicos relacionados con la alquimia, donde podemos ver la representación de un laboratorio alquímico.
Muy cerca del Convento do Carmo, en la Rua Trinidade, se encuentra un singular y hermoso edificio decorado con coloridos azulejos construido en el año 1864. Su nombre es Casa do Ferreira das Tabuletas, y en su fachada podemos ver representadas en vivos colores las alegorías del agua, la tierra, la ciencia, la agricultura, la industria y el comercio, todo ello culminado por un frontón triangular, donde se encuentra representado el "ojo de la providencia" acompañado por la estrella de cinco puntas. Este es un símbolo masónico que nos muestra la pertenencia a esta hermandad de su propietario, Manuel Moreira García, el cual mandó realizar esta fachada al pintor Luis Antonio Ferreira, cuyo apellido da nombre a este edificio.
Si antes hablábamos de Fernando Pessoa como uno de los escritores más conocidos de Portugal no podemos dejar de hablar de otro gran escritor portugués, se trata del poeta Luis de Camões, nacido en Lisboa en el año 1524. Durante su juventud estudió filosofía, asistiendo algún tiempo después a las aulas de humanidades en la ciudad de Coimbra.
Este gran artista fue fundamental en la historia de la literatura portuguesa, por lo cual se levantó una estatua en su honor en el centro de esta bonita plaza del barrio del Chiado, conocida con el nombre de Plaza de Luis de Camões. La estatua de seis metros de altura fue realizada entre los años 1860 y 1867 por el escultor Víctor Bastos, y se encuentra encima de un pedestal donde aparecen esculpidas las figuras de ocho grandes científicos portugueses.
Esta coqueta plaza pavimentada con adoquines nos regala una de las imágenes más bellas de la ciudad, ya que se encuentra rodeada de coloridos y preciosos edificios entre las que se encuentran las iglesias de Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de la Encarnación, de las cuales hablaremos más detalladamente a continuación.
La iglesia de Nuestra Señora de Loreto fue construida entre los siglos XVI y XVIII, siendo iniciada por el arquitecto Filippo Terzi, quien recibió el encargo de una comunidad de comerciantes italianos residentes en la ciudad, siendo esta la circunstancia por la cual también se la conoce como "La iglesia de los italianos". Su fachada neoclásica se complementa con elementos de estilo barroco, creando un conjunto verdaderamente hermoso.
El interior de este templo está formado por doce magníficas capillas de mármol dedicadas a los doce apóstoles, en las cuales podemos admirar hermosas pinturas del artista Antonio Machado Sapeiro.
Justo enfrente del templo antes mencionado se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, construida entre los siglos XVIII y XIX, y en cuya obra participaron los arquitectos João Antunes y Manuel Caetano de Sousa. Su fachada es muy parecida a la de Nuestra Señora de Loreto, y como ella, cuenta con elementos de estilo neoclásico y barroco, además de contar con pilastras de orden jónico.
El interior de esta iglesia está decorada con magníficos mármoles y pinturas, en cuyos muros laterales se encuentran pequeñas capillas con arcos de medio punto.
A través de la Plaza Luis de Camões nos adentramos en el Barrio Alto, donde sus calles estrechas y empedradas nos llevarán a uno de los miradores más bonitos de la ciudad, pero antes visitaremos algunos de los rincones más bellos de este barrio.
Sin duda, uno de los rincones con más encanto de este barrio es el elevador da Bica, inaugurado en el año 1892 para salvar el gran desnivel existente entre el Cais do Sodré y el Barrio Alto. Este elevador atraviesa un laberinto de callejuelas estrechas que nos harán tener una de las mejores perspectivas del casco antiguo lisboeta, parando en su trayecto en el mirador de Santa Catarina, desde donde se obtienen unas bonitas vistas del río Tajo y sus muelles.
Recorriendo las calles del Barrio Alto llegamos a la Plaza Largo Trindade Coelho, donde nos llama la atención la estatua de un vendedor de lotería, o como lo llaman aquí en Portugal "El Cauteleiro". Esta escultura fue realizada en el año 1987 por la escultora Fernanda Assis en conmemoración por los 204 años de historia de la Lotería Nacional.
En la misma plaza se encuentra también la iglesia de San Roque, cuya historia se remonta al año 1506, año en el que se construyó aquí una ermita dedicada a San Roque, hasta que en el año 1553 fue cedida a los Jesuitas que la fueron ampliando hasta convertirse en la iglesia que vemos hoy en día. Las formas sencillas de su exterior junto con la austera fachada de este templo guardan sin embargo en su interior una auténtica joya.
El magnífico interior de este templo está formado por una capilla mayor junto con otras ocho capillas, todas ellas decoradas con tallas de madera, dorados, mármoles y azulejos, todo ello culminado con su excelente techo de madera, el cual está decorado con pinturas manieristas, creando un conjunto realmente formidable.
A tan solo unos 100 metros de esta plaza se encuentra el mirador de San Pedro de Alcántara, uno de los miradores con mejores vistas de Lisboa, y que nada más llegar nos ofrece unas impresionantes vistas de los barrios de la Baixa y de Alfama, junto con el castillo de San Jorge, la catedral y a la derecha la desembocadura del río Tajo.
Este mirador está formado por un balcón de dos niveles, en cuyo nivel inferior se encuentra un bonito jardín repleto de flores y plantas adornado con unas hileras de esculturas blancas.
El nivel superior está formado por una bella plaza adornada con una hermosa fuente y unas estatuas dedicadas a Eduardo Coelho, fundador del "diario de noticias", junto con un pequeño repartidor de periódicos de la época, todo ello rodeado por unos frondosos árboles. Otra manera de llegar a este mirador es a través del Elevador de Gloria, que comunica de forma rápida el Barrio de la Baixa con el Barrio Alto.
Al recorrer las calles de estos dos bonitos barrios de Lisboa comprendemos porque sirvieron de inspiración a poetas y escritores, ya que sus calles adoquinadas transcurren por laberínticas calles, donde las almas sensibles de estos escritores y poetas quedaron embriagadas por el aura nostálgica y a la vez mágica de estas viejas calles lisboetas.
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6 Comentarios
Precioso recorrido el que propones. La verdad es que Lisboa es una ciudad que nos encantó y que espero poder repetir más pronto que tarde.
ResponderEliminarUn abrazo viajero!
Gracias Jordi, recorrer esta ciudad es una maravilla, y eso que únicamente estuvimos dos días, Lisboa guarda rincones con mucha historia que esperemos también regresar algun día
Eliminarpara vivir la ciudad más intensamente. Saludos
Este es sin duda un muy bonito recorrido, para hacer especialmente en las mañanas, cuando la zona está mucho más tranquila. En las tardes, cambia radicalmente, lo que no es mejor ni peor, sólo diferente. Me atrevo a sugerir una parada adicional: el Teatro Nacional San Carlos, a pocos metros de la calle Garret y del café A Brasileira. :)
ResponderEliminarMuchas gracias Mauxi por tu recomendación, la tendremos en cuenta la próxima vez que visitemos Lisboa. Saludos.
EliminarCreo que Lisboa merece estar situada entre las grandes ciudades de Europa. El recorrido que propones es preciosa y la verdad es que la capital lusa es a menudo, injustamente tratada.
ResponderEliminarUn beso!
Muchas gracias Jordi. Sin duda tienes toda la razón. Un beso
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