No nos imaginábamos que parte del subsuelo de París se encontrara horadado por kilómetros y kilómetros de pasadizos subterráneos en las cuales se esconde parte de la historia de esta ciudad. Estos pasadizos kilométricos son el origen de un osario creado a finales del siglo XVIII que con el tiempo se conocería como las catacumbas de París, de las cuales solo son visitables un kilómetro y medio de los más de 300 kilómetros de esta red de túneles.
Origen de las catacumbas de París
Estas catacumbas se crearon en el año 1780 tras el cierre por salubridad del cementerio de los Santos Inocentes, en Les Halles, uno de los más grandes de París. Para ello eligieron las antiguas canteras de caliza de los romanos, situadas a unos 20 metros de profundidad, por debajo del alcantarillado y de la red de metro. Fue en estas canteras donde se acumularon las osamentas de todos los cementerios de París hasta el año 1860, especialmente durante la reforma urbanística de Haussmann. Desde principios del siglo XIX estas catacumbas son accesibles al público, y desde entonces han suscitado curiosidad e interés a multitud de gente.
Recorrido por las catacumbas
Para acceder a estas galerías se desciende por unas escaleras que nos llevan a un pasillo largo y estrecho, donde se encuentran diversas inscripciones con los nombres que corresponden a las calles de la superficie, en las cuales también se mencionan los trabajos realizados en estos túneles.
Seguidamente llegamos a la parte conocida como "El Taller", una antigua cantera compuesta por piedras superpuestas que corresponden a dos técnicas de consolidación del techo de la galería. Fueron utilizadas durante la explotación de la caliza de Lutetia (nombre galo-romano de París), estrato geológico de 45 millones de antigüedad que sirvió de cantera para la construcción de todos los monumentos de París.
La historia de este periodo llamado Lutetiano se inició hace 53 millones de años cuando el entorno donde hoy se encuentra París era una ancha llanura pantanosa con múltiples cauces y ríos que corrían hacía el norte de Europa. Unos siete millones de años después el mar del lutetiano inferior procedente del norte de Europa cubre todo el norte de Francia. Este mar alcanzó el emplazamiento actual de París, creando un fondo marino de entre 30 y 40 metros de profundidad en el que vivían colonias de gusanos marinos, numerosos crustáceos escarbadores como cangrejos y cigalas, así como un gasterópodo gigante que podía alcanzar los 70 cm de largo, el Campanile giganteum.
Después de desaparecer este mar se formó un fango en el que quedaron fosilizados gran parte de la fauna marina de aquella época, y que fueron descubiertos en la explotación de la cantera. Algunos de estos fósiles se pueden ver en una exposición que se encuentra ubicada en una sala adyacente al osario.
En otra sala se encuentran unas esculturas de edificios realizadas en el año 1777 por Antoine Décure que trabajó aquí como inspector de la cantera.
Nada más pasar la sala de las esculturas se halla un canal de agua subterránea descubierta por los trabajadores denominado "Baño de pies de los canteros", que lo utilizaron para hacer el cemento de los trabajos de albañilería.
Y tras pasar este largo pasillo de altos techos y cruzar la exposición de fósiles antes mencionada llegamos a la entrada del osario, donde sus paredes levantadas a base de huesos y calaveras han dado pie a un sinfín de leyendas de fantasmas y apariciones. Estas leyendas han servido a algunos escritores y escritoras de inspiración, como por ejemplo en la novela "La falsificación", de Wells Robinson, donde las catacumbas son el lugar de encuentro de los illuminati. Otra novela que se hace eco de estas catacumbas es "Entrevista con el vampiro", de la escritora Anne rice, donde unos vampiros presididos por el vampiro Armand realizaban sus asambleas.
Al entrar al osario nos encontramos rodeados por los restos de unos seis millones de parisinos ubicados en unos 780 metros de galerías, donde algunos de los huesos y cráneos se encuentran colocados de manera decorativa, aunque la mayoría de ellos se amontonan sin ningún orden.
Dentro de este osario se encuentra la denominada "lámpara sepulcral", primer monumento erigido en las catacumbras. Se trata de una copa en la que los canteros mantenían una llama permanente para activar la circulación del aire de las galerías, siendo sustituido este primitivo sistema de ventilación tras la excavación de pozos de servicio.
Antes de finalizar este recorrido por las catacumbas se halla "La Cloche de Fontis", una serie de dolinas o hundimientos en forma de campana formados por montones de piedra, que tras el hundimiento y al vaciarse de escombros tomaron estas formas, consolidandose entre los años 1874 y 1875, algunas con un arco y otras con cemento pulverizado.
La vida y la muerte, dos conceptos de nuestra existencia que a todo ser humano al menos una vez en la vida nos ha hecho hacernos la eterna pregunta ¿Quienes somos, de dónde venimos, hacía dónde vamos?.
DATOS PRÁCTICOS:Seguidamente llegamos a la parte conocida como "El Taller", una antigua cantera compuesta por piedras superpuestas que corresponden a dos técnicas de consolidación del techo de la galería. Fueron utilizadas durante la explotación de la caliza de Lutetia (nombre galo-romano de París), estrato geológico de 45 millones de antigüedad que sirvió de cantera para la construcción de todos los monumentos de París.
La historia de este periodo llamado Lutetiano se inició hace 53 millones de años cuando el entorno donde hoy se encuentra París era una ancha llanura pantanosa con múltiples cauces y ríos que corrían hacía el norte de Europa. Unos siete millones de años después el mar del lutetiano inferior procedente del norte de Europa cubre todo el norte de Francia. Este mar alcanzó el emplazamiento actual de París, creando un fondo marino de entre 30 y 40 metros de profundidad en el que vivían colonias de gusanos marinos, numerosos crustáceos escarbadores como cangrejos y cigalas, así como un gasterópodo gigante que podía alcanzar los 70 cm de largo, el Campanile giganteum.
Después de desaparecer este mar se formó un fango en el que quedaron fosilizados gran parte de la fauna marina de aquella época, y que fueron descubiertos en la explotación de la cantera. Algunos de estos fósiles se pueden ver en una exposición que se encuentra ubicada en una sala adyacente al osario.
Campanile giganteum |
En otra sala se encuentran unas esculturas de edificios realizadas en el año 1777 por Antoine Décure que trabajó aquí como inspector de la cantera.
Nada más pasar la sala de las esculturas se halla un canal de agua subterránea descubierta por los trabajadores denominado "Baño de pies de los canteros", que lo utilizaron para hacer el cemento de los trabajos de albañilería.
Y tras pasar este largo pasillo de altos techos y cruzar la exposición de fósiles antes mencionada llegamos a la entrada del osario, donde sus paredes levantadas a base de huesos y calaveras han dado pie a un sinfín de leyendas de fantasmas y apariciones. Estas leyendas han servido a algunos escritores y escritoras de inspiración, como por ejemplo en la novela "La falsificación", de Wells Robinson, donde las catacumbas son el lugar de encuentro de los illuminati. Otra novela que se hace eco de estas catacumbas es "Entrevista con el vampiro", de la escritora Anne rice, donde unos vampiros presididos por el vampiro Armand realizaban sus asambleas.
Al entrar al osario nos encontramos rodeados por los restos de unos seis millones de parisinos ubicados en unos 780 metros de galerías, donde algunos de los huesos y cráneos se encuentran colocados de manera decorativa, aunque la mayoría de ellos se amontonan sin ningún orden.
Dentro de este osario se encuentra la denominada "lámpara sepulcral", primer monumento erigido en las catacumbras. Se trata de una copa en la que los canteros mantenían una llama permanente para activar la circulación del aire de las galerías, siendo sustituido este primitivo sistema de ventilación tras la excavación de pozos de servicio.
Antes de finalizar este recorrido por las catacumbas se halla "La Cloche de Fontis", una serie de dolinas o hundimientos en forma de campana formados por montones de piedra, que tras el hundimiento y al vaciarse de escombros tomaron estas formas, consolidandose entre los años 1874 y 1875, algunas con un arco y otras con cemento pulverizado.
La vida y la muerte, dos conceptos de nuestra existencia que a todo ser humano al menos una vez en la vida nos ha hecho hacernos la eterna pregunta ¿Quienes somos, de dónde venimos, hacía dónde vamos?.
- Ubicación: 1 Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy (Plaza Denfert-Rochereau) salida de Metro Denfert-Rochereau.
- Como Llegar: La estación de metro Denfert-Rochereau líneas 4 y 6
- Horario y tarifas: Todos los días de 10.00 a 17.00 excepto los lunes y festivos (cierre de las taquillas a las 16.00) y el precio de la entrada es de 8€.
- Recomendaciones: Os recomendamos ir muy pronto ya que se forman largas colas y el cierre de las taquillas es a las 16.00. En el interior solo pueden estar 200 personas, cuando se supera este número la entrada de gente se interrumpe momentáneamente durante unos minutos.
- A tener en cuenta: La duración de la visita es de 45 minutos - 1 hora, y la temperatura es de 14º. Cuando salimos de las catacumbas no salimos por el mismo lugar por el que entramos, si no a más de un kilómetro a través de unas escaleras de salida que nos conduce al número 36 de la rue Rémy Dumoncel.
6 Comentarios
Sin duda una visita de las nuestras!! Tomo buena nota, seguramente vayamos cuando Jordi juegue el próximo Assassins jaja
ResponderEliminarUn saludo!
Os recomendamos esta visita ya que es un lugar alucinante, y esto es solo una pequeña parte de los túneles.
EliminarUn saludo
Sin duda una visita de París diferente a las habituales. A tener en cuenta.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Os animamos a que lo visitéis, ya que es una experiencia única, algo que se sale de lo común, como una miniaventura. Saludos
EliminarImpresionante visita, tomo nota, graciassss
ResponderEliminarUn saludo
Carmen
Te lo recomendamos Carmen, una visita impresionante, además tienen un pequeño museo de fósiles. Saludos
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