Innsbruck es una bonita ciudad localizada en el valle del Inn, en medio de altas montañas. Las primeras referencias a Innsbruck datan del año 1187, donde ya era conocida como cruce de rutas comerciales entre Baviera e Italia.
Comenzamos nuestro recorrido por Innsbruck cogiendo la calle Maria-Theresien Strasee, la más conocida de la ciudad y donde se encuentra la primera iglesia que vamos a visitar, la Servitenkirche (iglesia del buen siervo), fundada en el año 1613.
Hay que destacar su altar mayor, mandado construir en el año 1628 por el archiduque Leopoldo V de Trentino, encargándole el trabajo al escultor y albañil Matías Carneri.
Continuando por la misma calle llegamos a la columna de Santa Ana, construida entre los años 1704 y 1706. Esta columna considerada uno de los símbolos de la ciudad representa a la Virgen María y a Santa Ana. Desde este punto se tienen unas vistas impresionantes de las montañas que rodean a la ciudad.
En esta misma calle también se encuentra una pequeña joya del barroco, se trata de la iglesia Spitalkirche, construida en el año 1700 por el maestro Johann Martin Gumpp.
Cruzamos la calle Burggraben donde se encuentra la oficina de turismo y cogemos la Friedrich Strasse, adentrándonos en el centro histórico de la ciudad.
En este punto de la ciudad destacan sobre todo tres edificios, el primero que nos llama la atención por su altura es la "Torre de la ciudad" construida alrededor del año 1440. Con su tejado renacentista del siglo XVI, esta torre junto con los tejados de Innsbruck y el panorama alpino hacen disfrutar de una vista extraordinaria de la ciudad.
Otro edificio a destacar es la "Casa Helbling", casa señorial gótica del siglo XV. La fachada fue decorada alrededor del año 1730 con estucos del barroco tardío por artistas de la escuela de Wessobrunn. Actualmente alberga viviendas y comercios.
Y por último se encuentra el edificio más popular de la ciudad, no es otro que la antigua residencia de Federico IV, construido en el año 1420, con su conocido "Tejadillo de Oro". Es un balcón de gala cubierto con 2.657 tejas de cobre doradas, añadido por el emperador Maximiliano I en el año 1500.
Justo detrás del edificio del tejadillo de oro se encuentra la Dom Platz o Plaza de la Catedral, donde visitamos la Catedral de Santiago. Este templo fue construido entre el año 1717 y 1724 en estilo barroco por J.J. Herkommer como remodelación de una iglesia anterior gótica.
El interior del templo es de una belleza extraordinaria donde el estilo barroco alcanza su máxima expresión.
Alzamos la vista y nos quedamos impresionados por los magníficos frescos pintados en el techo, obra de los hermanos Asam.
Salimos de nuevo a la plaza donde nos aguarda su bello jardín, un lugar ideal que invita a sentarse y relajarse.
Disfrutamos paseando por sus calles de edificios barrocos con fachadas de colores, donde muchos de ellos alojan bares y restaurantes.
En la calle Rennweg Strasse se encuentra el Hofbug o Palacio Imperial que se empezó a construir a partir del año 1460 en estilo gótico tardío. El edificio fue remodelado entre los años 1754 y 1756 por orden de la emperatriz María Teresa. El palacio se puede visitar, aunque nosotros no realizamos la visita porque vamos cortos de presupuesto.
Cogemos la calle Universitats Strasse para dirigirnos a la Karl Rahner Platz donde se encuentra la iglesia de los Jesuitas, construida entre los años 1627 y 1646 en estilo barroco.
Su altar mayor fue construido en el año 1757 y reconstruido en el año 2004.
Alzamos la vista para observar el magnifico cimborrio de la iglesia.
Finalizamos nuestra visita a esta preciosa y tranquila ciudad, no sin antes divisar a lo lejos el trampolín de saltos de Bergisel. Su construcción se inicio en el año 1952 y fue utilizado en los JJOO de invierno del año 1964. Un funicular te lleva hasta lo alto del trampolín donde se encuentra un mirador con restaurante, desde donde se tienen unas impresionantes vistas de Innsbruck y sus montañas. El precio para subir es de 9€.
Echamos un último vistazo a las montañas que rodean Innsbruck desde uno de los puentes que atraviesan el río Inn y quedamos maravillados de esta magnifica y bella cadena montañosa.
Comenzamos nuestro recorrido por Innsbruck cogiendo la calle Maria-Theresien Strasee, la más conocida de la ciudad y donde se encuentra la primera iglesia que vamos a visitar, la Servitenkirche (iglesia del buen siervo), fundada en el año 1613.
Hay que destacar su altar mayor, mandado construir en el año 1628 por el archiduque Leopoldo V de Trentino, encargándole el trabajo al escultor y albañil Matías Carneri.
Continuando por la misma calle llegamos a la columna de Santa Ana, construida entre los años 1704 y 1706. Esta columna considerada uno de los símbolos de la ciudad representa a la Virgen María y a Santa Ana. Desde este punto se tienen unas vistas impresionantes de las montañas que rodean a la ciudad.
En esta misma calle también se encuentra una pequeña joya del barroco, se trata de la iglesia Spitalkirche, construida en el año 1700 por el maestro Johann Martin Gumpp.
Cruzamos la calle Burggraben donde se encuentra la oficina de turismo y cogemos la Friedrich Strasse, adentrándonos en el centro histórico de la ciudad.
En este punto de la ciudad destacan sobre todo tres edificios, el primero que nos llama la atención por su altura es la "Torre de la ciudad" construida alrededor del año 1440. Con su tejado renacentista del siglo XVI, esta torre junto con los tejados de Innsbruck y el panorama alpino hacen disfrutar de una vista extraordinaria de la ciudad.
Otro edificio a destacar es la "Casa Helbling", casa señorial gótica del siglo XV. La fachada fue decorada alrededor del año 1730 con estucos del barroco tardío por artistas de la escuela de Wessobrunn. Actualmente alberga viviendas y comercios.
Y por último se encuentra el edificio más popular de la ciudad, no es otro que la antigua residencia de Federico IV, construido en el año 1420, con su conocido "Tejadillo de Oro". Es un balcón de gala cubierto con 2.657 tejas de cobre doradas, añadido por el emperador Maximiliano I en el año 1500.
Justo detrás del edificio del tejadillo de oro se encuentra la Dom Platz o Plaza de la Catedral, donde visitamos la Catedral de Santiago. Este templo fue construido entre el año 1717 y 1724 en estilo barroco por J.J. Herkommer como remodelación de una iglesia anterior gótica.
El interior del templo es de una belleza extraordinaria donde el estilo barroco alcanza su máxima expresión.
Alzamos la vista y nos quedamos impresionados por los magníficos frescos pintados en el techo, obra de los hermanos Asam.
Salimos de nuevo a la plaza donde nos aguarda su bello jardín, un lugar ideal que invita a sentarse y relajarse.
Disfrutamos paseando por sus calles de edificios barrocos con fachadas de colores, donde muchos de ellos alojan bares y restaurantes.
En la calle Rennweg Strasse se encuentra el Hofbug o Palacio Imperial que se empezó a construir a partir del año 1460 en estilo gótico tardío. El edificio fue remodelado entre los años 1754 y 1756 por orden de la emperatriz María Teresa. El palacio se puede visitar, aunque nosotros no realizamos la visita porque vamos cortos de presupuesto.
Cogemos la calle Universitats Strasse para dirigirnos a la Karl Rahner Platz donde se encuentra la iglesia de los Jesuitas, construida entre los años 1627 y 1646 en estilo barroco.
Su altar mayor fue construido en el año 1757 y reconstruido en el año 2004.
Alzamos la vista para observar el magnifico cimborrio de la iglesia.
Finalizamos nuestra visita a esta preciosa y tranquila ciudad, no sin antes divisar a lo lejos el trampolín de saltos de Bergisel. Su construcción se inicio en el año 1952 y fue utilizado en los JJOO de invierno del año 1964. Un funicular te lleva hasta lo alto del trampolín donde se encuentra un mirador con restaurante, desde donde se tienen unas impresionantes vistas de Innsbruck y sus montañas. El precio para subir es de 9€.
Echamos un último vistazo a las montañas que rodean Innsbruck desde uno de los puentes que atraviesan el río Inn y quedamos maravillados de esta magnifica y bella cadena montañosa.
2 Comentarios
Qué bonito! De Austria sólo conozco Salzburgo y Viena y estoy deseando ir a Innsbruck
ResponderEliminarInnsbruck es una ciudad que nos sorprendió y es muy bonita.
EliminarSaludos, Belén y Ramón
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