En un bello paraje del Pirineo Aragonés, a 1.340 metros de altitud, a las faldas del Monte Perdido y las Tres Sorores, se alza el pequeño pueblo de Tella, cuyo trazado en torno a una calle principal está protegido de los vientos fríos del norte gracias a un murallón rocoso conocido como Peña Cazcarra. Es un paisaje que en días soleados nos deslumbra con sus verdes praderas y sus altas montañas, las cuales parecen rozar las nubes que vagan por el cielo azul como algodones. Pero me imagino como será este lugar en un día nublado y de tormenta, o cuando ha caído la noche y la luna llena lo ilumina todo con su tenue luz plateada. Es en este escenario nocturno cuando nos viene a la memoria las imágenes de brujas bailando alrededor de la hoguera, no en vano este lugar, según cuenta la tradición, fue habitado por un gran número de ellas.
No sabemos en realidad si aquí habitaron Brujas, pero lo que sí es seguro es que este hermoso rincón del Pirineo ha sido lugar de culto desde la noche de los tiempos, pues la magia de este paisaje a hecho sentir a todos los hombres y mujeres que aquí habitaron y, habitan, un influjo hacía lo divino, lo fantástico y lo misterioso. La huella de estos cultos pasados a llegado hasta nosotros a través del dolmen o Piedra del Vasar y un conjunto de tres ermitas románicas, templos de diferentes épocas cuyo denominador común es la utilización de estas construcciones como puente hacía lo transcendental.
No sabemos en realidad si aquí habitaron Brujas, pero lo que sí es seguro es que este hermoso rincón del Pirineo ha sido lugar de culto desde la noche de los tiempos, pues la magia de este paisaje a hecho sentir a todos los hombres y mujeres que aquí habitaron y, habitan, un influjo hacía lo divino, lo fantástico y lo misterioso. La huella de estos cultos pasados a llegado hasta nosotros a través del dolmen o Piedra del Vasar y un conjunto de tres ermitas románicas, templos de diferentes épocas cuyo denominador común es la utilización de estas construcciones como puente hacía lo transcendental.
Vista del pueblo de Tella con la Peña Montañesa al fondo |
Ruta de las ermitas románicas de Tella
Representantes de lo sagrado son las tres ermitas románicas que visitaremos a continuación, santuarios donde los ritos y ceremonias en ellas celebradas muestran el motivo de su especial ubicación, lugares donde el misterio de la naturaleza queda latente, como si una extraña energía las conectara. Esta ruta a las ermitas comienza en el mismo pueblo de Tella, junto a la iglesia parroquial de San Martín, templo del siglo XVI con una cabecera plana orientada al este, justo en la dirección donde sale el sol, simbología que representa a la luz que ilumina al ser humano.
Dejamos atrás la iglesia por un sendero bien señalizado que discurre por la parte alta del pueblo, rodeando la Punta Cazcarra o Puntal de San Pablo (1.402 metros) hasta llegar poco después a un frondoso bosque de boj, robles y Pinos. Después de atravesar el bosque, como si de una aparición se tratara, se alza ante nosotros la Peña de San Juan, un impresionante promontorio rocoso que resguarda a la ermita de los Santos Juan y Pablo, la primera de las tres ermitas de este itinerario. Desde este puntal de piedra del que se obtienen unas excelentes vistas del Valle del Cinca y las gargantas de Escuaín, se realizaban según cuenta la leyenda, ritos paganos y hasta algún que otro aquelarre celebrado por las brujas.
El origen de la ermita de los Santos Juan y Pablo se remonta al siglo XI, siendo una de las más antiguas del románico aragonés. Sencilla y sin ningún tipo de ornamentación, esta ermita está formada por una nave de planta rectangular y un ábside en forma de herradura de clara influencia visigoda. Tanto la nave como el ábisde están cubiertos por una bóveda de cañón apuntada hecha de lajas, unidos por medio de un arco también apuntado. Situada en el muro sur se encuentra la puerta de acceso, formada por un arco de medio punto de estrechas dovelas talladas en piedra toba.
Su interior es igualmente sencillo, siendo su única decoración dos pequeñas tallas de los santos Juan y Pablo ubicadas en el ábside, junto a una ventana construida tiempo después para dar mayor luz al altar. La losa del altar es originaria de la ermita de la Virgen de la Peña, ermita incluida en esta ruta y que será la última que visitaremos. Adosados al muro sur se encuentran unos escalones que descienden a una cripta rectangular situada bajo el ábside. Esta cripta estuvo durante mucho tiempo cubierta por escombros, hasta que en una restauración efectuada en los años 1976/77 se procedió a retirarlos, hallándose durante estos trabajos cuatro estatuillas de madera y dos nichos rectangulares.
Regresamos de nuevo al sendero principal para ir ascendiendo paulatinamente por la montaña, mientras vamos dejando a nuestras espaldas la Peña de San Juan, iluminada en ese momento por los rayos del sol que se filtran entre las nubes. Momentos tan mágicos como éste nos dan la razón de porque es considerado este rincón del Pirineo Aragonés un lugar místico desde tiempo inmemorial, pues la Peña de San Juan, como si de un altar se tratara, parece iluminado por la misma luz divina. Esta imagen, igual que hace con nosotros, debió impresionar sobremanera a los antiguos moradores de estas tierras, considerando a este puntal de piedra como una especie de puente hacía el cielo y sus dioses.
Después del espectáculo de luz y, tras una corta subida, divisamos a nuestra izquierda, situada sobre un collado, la ermita de la Virgen de Fajanillas. La mayoría de la estructura de esta ermita es del siglo XVI, fruto de una amplia reforma realizada sobre la antigua ermita románica del siglo XII, de la que aún se conserva su ábside semicircular. De las tres ermitas, la de Fajanillas es la única que tiene una torre, siendo ésta de planta cuadrada con dos ventanas de medio punto al este y al oeste.
Las paredes del interior de esta ermita están completamente encaladas, y mientras la visitamos observamos algo muy curioso en la bóveda del ábside. En ella se refleja un cielo con nubes mostrándonos así una bóveda celeste diurna, un efecto producido, quizá, por algún espejo colocado en alguna de las ventanas que refleja el cielo proyectándolo hacía la bóveda.
Retomamos de nuevo el camino hacía la última de las ermitas de esta ruta, no sin antes hacer un alto en el camino para echar la vista atrás y así poder contemplar de nuevo este maravilloso paisaje de altas montañas, justo cuando el sol está bajando, un momento mágico donde observamos como los colores del pirineo se van intensificando.
La ermita de la Virgen de la Peña es del siglo XVI, aunque es muy probable que tenga también un origen románico. Esta sencilla ermita está formada por una nave rectangular cubierta por una bóveda de medio cañón, unida a la cabecera por un arco de medio punto, además en su muro norte se encuentra adosada una pequeña capilla con arco rebajado.
En el interior de la ermita, encima del altar se encuentra la imagen de una Virgen sentada en un trono con el niño Jesús sobre su regazo, a la vez que porta una rosa en su mano derecha. Actualmente, todos los sábados siguientes al 12 de octubre se celebra en Tella la fiesta de Nuestra Señora de la Peña, coincidiendo ésta con la festividad de la Virgen del Pilar.
El emplazamiento donde se encuentra la ermita nos depara un amplio balcón natural desde el que se obtiene una magnífica panorámica alpina. El canon de Añisclo, el Monte Perdido, y al fondo el macizo de la Madaleta conforman unas maravillosas vistas de esta parte de los Pirineos. Podríamos estar durante horas contemplando este fabuloso paisaje de montañas y valles, pero queremos volver a Tella para ir al encuentro de otro enclave mágico: El domen de Tella.
A tan sólo 700 metros de Tella, junto a la carretera que da acceso al pueblo, en un paraje fantástico desde donde se contemplan las cumbres del Pico Añisclo y Las Tres Marías se encuentra el dolmen de Tella, también conocido como Losa de la Campa o Piedra del Vasar. De pequeño tamaño, esta construcción megalítica de 4.500 años de antigüedad fue utilizado como recinto funerario, puerta de entrada del espíritu de los muertos hacía el más allá, a la vez que instrumento de observación de los astros, pues con ellos regulaban los movimientos de los cuerpos celestes.
El dolmen de Tella cierra el círculo de esta ruta mágica, desde las ermitas románicas hasta esta construcción milenaria que nos traslada al origen de los ritos y las leyendas. Una época donde aún no se había empezado a escribir la historia, pero de la cual sabemos gracias a estas construcciones de piedra, que ya por aquel entonces los hombres y mujeres miraban al cielo, haciéndose la mismas preguntas transcendentales que nos hacemos hoy en día.
Dejamos atrás la iglesia por un sendero bien señalizado que discurre por la parte alta del pueblo, rodeando la Punta Cazcarra o Puntal de San Pablo (1.402 metros) hasta llegar poco después a un frondoso bosque de boj, robles y Pinos. Después de atravesar el bosque, como si de una aparición se tratara, se alza ante nosotros la Peña de San Juan, un impresionante promontorio rocoso que resguarda a la ermita de los Santos Juan y Pablo, la primera de las tres ermitas de este itinerario. Desde este puntal de piedra del que se obtienen unas excelentes vistas del Valle del Cinca y las gargantas de Escuaín, se realizaban según cuenta la leyenda, ritos paganos y hasta algún que otro aquelarre celebrado por las brujas.
El origen de la ermita de los Santos Juan y Pablo se remonta al siglo XI, siendo una de las más antiguas del románico aragonés. Sencilla y sin ningún tipo de ornamentación, esta ermita está formada por una nave de planta rectangular y un ábside en forma de herradura de clara influencia visigoda. Tanto la nave como el ábisde están cubiertos por una bóveda de cañón apuntada hecha de lajas, unidos por medio de un arco también apuntado. Situada en el muro sur se encuentra la puerta de acceso, formada por un arco de medio punto de estrechas dovelas talladas en piedra toba.
Su interior es igualmente sencillo, siendo su única decoración dos pequeñas tallas de los santos Juan y Pablo ubicadas en el ábside, junto a una ventana construida tiempo después para dar mayor luz al altar. La losa del altar es originaria de la ermita de la Virgen de la Peña, ermita incluida en esta ruta y que será la última que visitaremos. Adosados al muro sur se encuentran unos escalones que descienden a una cripta rectangular situada bajo el ábside. Esta cripta estuvo durante mucho tiempo cubierta por escombros, hasta que en una restauración efectuada en los años 1976/77 se procedió a retirarlos, hallándose durante estos trabajos cuatro estatuillas de madera y dos nichos rectangulares.
Regresamos de nuevo al sendero principal para ir ascendiendo paulatinamente por la montaña, mientras vamos dejando a nuestras espaldas la Peña de San Juan, iluminada en ese momento por los rayos del sol que se filtran entre las nubes. Momentos tan mágicos como éste nos dan la razón de porque es considerado este rincón del Pirineo Aragonés un lugar místico desde tiempo inmemorial, pues la Peña de San Juan, como si de un altar se tratara, parece iluminado por la misma luz divina. Esta imagen, igual que hace con nosotros, debió impresionar sobremanera a los antiguos moradores de estas tierras, considerando a este puntal de piedra como una especie de puente hacía el cielo y sus dioses.
Después del espectáculo de luz y, tras una corta subida, divisamos a nuestra izquierda, situada sobre un collado, la ermita de la Virgen de Fajanillas. La mayoría de la estructura de esta ermita es del siglo XVI, fruto de una amplia reforma realizada sobre la antigua ermita románica del siglo XII, de la que aún se conserva su ábside semicircular. De las tres ermitas, la de Fajanillas es la única que tiene una torre, siendo ésta de planta cuadrada con dos ventanas de medio punto al este y al oeste.
Las paredes del interior de esta ermita están completamente encaladas, y mientras la visitamos observamos algo muy curioso en la bóveda del ábside. En ella se refleja un cielo con nubes mostrándonos así una bóveda celeste diurna, un efecto producido, quizá, por algún espejo colocado en alguna de las ventanas que refleja el cielo proyectándolo hacía la bóveda.
Retomamos de nuevo el camino hacía la última de las ermitas de esta ruta, no sin antes hacer un alto en el camino para echar la vista atrás y así poder contemplar de nuevo este maravilloso paisaje de altas montañas, justo cuando el sol está bajando, un momento mágico donde observamos como los colores del pirineo se van intensificando.
La ermita de la Virgen de la Peña es del siglo XVI, aunque es muy probable que tenga también un origen románico. Esta sencilla ermita está formada por una nave rectangular cubierta por una bóveda de medio cañón, unida a la cabecera por un arco de medio punto, además en su muro norte se encuentra adosada una pequeña capilla con arco rebajado.
En el interior de la ermita, encima del altar se encuentra la imagen de una Virgen sentada en un trono con el niño Jesús sobre su regazo, a la vez que porta una rosa en su mano derecha. Actualmente, todos los sábados siguientes al 12 de octubre se celebra en Tella la fiesta de Nuestra Señora de la Peña, coincidiendo ésta con la festividad de la Virgen del Pilar.
El emplazamiento donde se encuentra la ermita nos depara un amplio balcón natural desde el que se obtiene una magnífica panorámica alpina. El canon de Añisclo, el Monte Perdido, y al fondo el macizo de la Madaleta conforman unas maravillosas vistas de esta parte de los Pirineos. Podríamos estar durante horas contemplando este fabuloso paisaje de montañas y valles, pero queremos volver a Tella para ir al encuentro de otro enclave mágico: El domen de Tella.
A tan sólo 700 metros de Tella, junto a la carretera que da acceso al pueblo, en un paraje fantástico desde donde se contemplan las cumbres del Pico Añisclo y Las Tres Marías se encuentra el dolmen de Tella, también conocido como Losa de la Campa o Piedra del Vasar. De pequeño tamaño, esta construcción megalítica de 4.500 años de antigüedad fue utilizado como recinto funerario, puerta de entrada del espíritu de los muertos hacía el más allá, a la vez que instrumento de observación de los astros, pues con ellos regulaban los movimientos de los cuerpos celestes.
El dolmen de Tella cierra el círculo de esta ruta mágica, desde las ermitas románicas hasta esta construcción milenaria que nos traslada al origen de los ritos y las leyendas. Una época donde aún no se había empezado a escribir la historia, pero de la cual sabemos gracias a estas construcciones de piedra, que ya por aquel entonces los hombres y mujeres miraban al cielo, haciéndose la mismas preguntas transcendentales que nos hacemos hoy en día.
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Información de la ruta:
Inicio: La ruta comienza junto a la iglesia de San Martin de Tella
Distancia total: 2,3 kilómetros
Dificultad: baja.
Recorrido: circular
Desnivel acumulado: 50 metros
Señalización: Toda la ruta está señalizada con paneles metálicos
Tiempo estimado: Aproximadamente 1 hora
Inicio: La ruta comienza junto a la iglesia de San Martin de Tella
Distancia total: 2,3 kilómetros
Dificultad: baja.
Recorrido: circular
Desnivel acumulado: 50 metros
Señalización: Toda la ruta está señalizada con paneles metálicos
Tiempo estimado: Aproximadamente 1 hora
Dónde dormir en el Pirineo Aragonés
Esta zona presenta una buena oferta hotelera, a continuación os dejamos una selección hoteles, apartamentos y campings.- CAMPING:
- Camping Pineta: Se localiza a 7 kilómetros de Bielsa y del Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cuenta con bungalows de madera con todas la comodidades y una piscina de temporada, además de aparcamiento gratuito. El entorno donde se ubica es magnífico.
- Bungalows la Borda d' Arnaldet: Excelente camping situado en el valle de Benasque-Cerler., a tan solo unos minutos en coche del Parque Nacional de Posts-Madaleta. También ofrece piscina de temporada y aparcamiento gratuito.
- APARTAMENTOS, HOTELES Y CASAS RURALES:
- Apartamentos Mazcaray: a 8 kilómetros de Tella, estos apartamentos de estilo rústico se encuentran en el pueblo de Bielsa. Ofrece todo tipo de comodidades por 59€ la noche.
- Hotel Turmo: Este hotel de tres estrellas tiene una magnifica ubicación, a tan solo unos minutos del precioso pueblo de Ainsa. Cuenta con aparcamiento gratuito.
12 Comentarios
Un recorrido francamente maravilloso en el que se une el arte con la naturaleza (tomo nota). Me ha gustado todo un montón, pero lo que más, sin duda, la cúpula del ábside de ermita de la Virgen de Fajanillas, con las nubes, algo totalmente mágico.
ResponderEliminarUn abrazo chicos!
Carmen
El escenario de esta ruta es impresionante y todavía no sabemos la razón de porque en la ermita se vía el cielo reflejado en el ábside, todo un misterio. Un abrazo
EliminarDesde luego casi tan o más bonito como las ermitas, son etos bellísimos parajes. Cuando verde! Por cierto, nos encantan los dólmenes. Muy a menudo hacemos km y km para buscar uno.
ResponderEliminarUn beso!
Entonces como nosotros, cuando nos enteramos que por la zona hay alguno o hay petróglifos nos desviamos para visitarlo. Un abrazo
EliminarQué hermosura de lugar... da paz de sólo contemplarlo. (Muy bellas fotos, dicho sea de paso)
ResponderEliminarAle Martinez Notte
Muchas gracias Ale. Yo volvería a este lugar una y mil veces.
EliminarLa verdad es que no conocía esta zona del Pirineo y no tenía ni idea de las historias místicas y misteriosas que se cuentan, aunque reconozco que me dan mucha curiosidad.
ResponderEliminarLa ruta que nos propones me parece ideal! Paisajes preciosos, arte e historia, en un ambiente natural y muy poco conocido. Encima es cortita, para las que no nos gusta pegarnos la paliza jeje.
Un beso!
ES una ruta corta pero te aseguro que una vez allí rodeada de esos increíbles paisajes, seguro que no te importaría que se alargara unos kilómetros más. ;)
EliminarEs de aquellos lugares donde puedes decir que "el viaje es el camino" porque más allá de los dólmenes y las ermitas, la verdad es que los pasaijes son estupendos. Un lugar que no conozco todavía.
ResponderEliminarDe todas las rutas que he hecho esta es una de mis favoritas. Si alguna vez vas por esta zona te recomiendo que no te pierdas este lugar.
EliminarMe ha encantado el recorrido y los paisajes. Con la “disculpa” de ver las ermitas y el dolmen se disfruta de un paseo precioso. No conozco esta zona y veo que me estoy perdiendo algo precioso. Habrá que ponerle solución pronto.
ResponderEliminarApuntante este lugar si visitas esta zona de los pirineos. Seguro que te iba a gustar.
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