Nuestra búsqueda por encontrar lugares pintorescos en Portugal nos ha llevado hasta la ciudad-balneario de Luso, situada a los pies de una frondosa sierra en cuyo interior se encuentra el Bosque Nacional de Bussaco, seguramente, junto con Sintra y sus palacios uno de los lugares más mágicos de Portugal. En sus 400 hectáreas de superficie se encuentran más de 700 especies arbóreas procedentes de todo el mundo, algunas de ellas especies muy antiguas que nos sumergen en el misterio más remoto de la naturaleza. Como si de un bosque encantado se tratara se encuentran diseminadas entre los árboles ruinas, fuentes, ermitas y hasta un fantástico palacio, convirtiéndose este lugar en el mismo edén que buscaban los escritores románticos.
Nos adentramos en el bosque de Bussaco a través de la puerta das Ameias, una de las once puertas con los que cuenta este espacio verde. Una vez dentro nuestros pasos se dirigen sin rumbo fijo por los senderos que serpentean en la frondosidad del bosque, pero lo ideal para conocer a fondo este lugar es realizar alguna de las seis rutas señalizadas que lo recorren. Estos recorridos se dividen en dos grupos, por un lado el histórico, donde a través de sus monumentos y ruinas conoceremos la historia de este lugar. Y por otro lado el botánico, donde apreciaremos desde el primer momento la gran cantidad de árboles de diferentes especies, encontrándonos a nuestro paso secuoyas, araucarias, eucaliptos, ginkos biloba, helechos, tuyas y palmeras, además de otras especies más comunes como abetos, pinos, encinas o robles.
También encontraremos enigmáticas cuevas construidas por los eremitas, quienes las utilizaron como retiro espiritual, quizás buscando en el interior de estas grutas el interior de ellos mismos, no en vano, la cueva es un arquetipo iniciático relacionado con el renacimiento del ser humano.
Cubierta por enredaderas y musgo la Fuente de San Silvestre es la misma imagen del carácter mágico de este bosque. Su visión crea un halo de misterio a su alrededor, como si fueran las antiguas ruinas de un mundo perdido en el tiempo. Por eso al caminar por los senderos de este bosque encantado sería conveniente hacerlo en el más absoluto silencio, pues quizá, podremos oír el canto de las hadas.
Datos Prácticos
Tarifas: Si accedes al bosque a pie por cualquiera de sus puertas la entrada es gratuita. En cambio, si decides llegar hasta el palacio en coche, podrás aparcar fácilmente, pero tendrás que pagar por un vehículo de 5 plazas 5€; + de 5 plazas 7€; moto 2€ y autobuses 30€.
Convento de Santa Cruz: Se puede visitar la iglesia y algunas estancias por 2€
Recomendación: Nosotros dejamos el coche aparcado en un pequeño hueco en la puerta das Ameias y subimos andando. La principal ventaja es que para llegar al palacio lo haces a través de los múltiples senderos que hay en el bosque.
Cómo llegar: Se encuentra situado entre las ciudades de Aveiro y Coimbra.
Nos adentramos en el bosque de Bussaco a través de la puerta das Ameias, una de las once puertas con los que cuenta este espacio verde. Una vez dentro nuestros pasos se dirigen sin rumbo fijo por los senderos que serpentean en la frondosidad del bosque, pero lo ideal para conocer a fondo este lugar es realizar alguna de las seis rutas señalizadas que lo recorren. Estos recorridos se dividen en dos grupos, por un lado el histórico, donde a través de sus monumentos y ruinas conoceremos la historia de este lugar. Y por otro lado el botánico, donde apreciaremos desde el primer momento la gran cantidad de árboles de diferentes especies, encontrándonos a nuestro paso secuoyas, araucarias, eucaliptos, ginkos biloba, helechos, tuyas y palmeras, además de otras especies más comunes como abetos, pinos, encinas o robles.
El rumor del agua en el bosque de Bussaco
En uno de los rincones más bellos de este bosque se encuentra la Fuente Fría, un manantial cuyas aguas brotan entre las rocas descendiendo escalonadamente hasta el Valle de los Helechos, vertiendo sus aguas a un bonito lago donde nadan los cisnes. La calidad de estas aguas procedentes de grietas y grutas han convertido a la cercana población de Luso en un paraíso termal, siendo, por tanto, una maravillosa propuesta para disfrutar con los cinco sentidos del turismo termal en esta zona de Portugal.
El Valle de los Helechos se encuentra contiguo al lago y por él discurre un camino flanqueado a ambos lados por helechos gigantes, constituyendo un espacio bastante singular dentro del bosque de Bussaco. Pero este no será el único espacio que nos llamará la atención, pues de camino al palacio nos encontraremos con diferentes senderos que nos llevarán a descubrir, entre otras cosas, veinte pequeñas capillas en cuyo interior se encuentran esculpidas a tamaño natural magníficas esculturas hechas en barro. Por otro lado, también encontraremos nueve de las once ermitas construidas entre los años 1730 y 1750 por los monjes de la Orden de los Carmelitas Descalzos, quienes encontraron aquí el lugar ideal para su retiro espiritual tras la donación de estas tierras por el obispo de Coimbra a mediados del siglo XVII.
Manantial de Fuente Fría o Fonte Fría
El Valle de los Helechos se encuentra contiguo al lago y por él discurre un camino flanqueado a ambos lados por helechos gigantes, constituyendo un espacio bastante singular dentro del bosque de Bussaco. Pero este no será el único espacio que nos llamará la atención, pues de camino al palacio nos encontraremos con diferentes senderos que nos llevarán a descubrir, entre otras cosas, veinte pequeñas capillas en cuyo interior se encuentran esculpidas a tamaño natural magníficas esculturas hechas en barro. Por otro lado, también encontraremos nueve de las once ermitas construidas entre los años 1730 y 1750 por los monjes de la Orden de los Carmelitas Descalzos, quienes encontraron aquí el lugar ideal para su retiro espiritual tras la donación de estas tierras por el obispo de Coimbra a mediados del siglo XVII.
Valle de los Helechos o Vale dos Fetos
El Convento de Santa Cruz, la belleza de lo simple
Fue a mediados del siglo XVII, más concretamente en el año 1628 cuando se fundó el Convento de Santa Cruz para hospedar a una comunidad de eremitas. Construido de manera austera y sencilla se aprecia en cada una de las estancias la austeridad que buscaban los eremitas, además de la integración que tiene con la naturaleza que le rodea a través de los materiales que se utilizaron para su construcción, como los techos cubiertos de corcho y las paredes empedradas del vestíbulo.
Hoy en día del antiguo convento solo quedan la iglesia, el claustro y algunas habitaciones, ya que el resto del edificio fue derruido para construir el Palacio de Bussaco. En el interior de la iglesia podemos ver algunas obras de arte como un pesebre de Machada de Castro, un cuadro pintado por Josefa de Óbidos que representa a Nossa Senhora do Leite, además de esculturas italianas representando a la Virgen y a otras figuras bíblicas.
Convento de Santa Cruz
Hoy en día del antiguo convento solo quedan la iglesia, el claustro y algunas habitaciones, ya que el resto del edificio fue derruido para construir el Palacio de Bussaco. En el interior de la iglesia podemos ver algunas obras de arte como un pesebre de Machada de Castro, un cuadro pintado por Josefa de Óbidos que representa a Nossa Senhora do Leite, además de esculturas italianas representando a la Virgen y a otras figuras bíblicas.
Iglesia del Convento de Santa Cruz
Palacio de Bussaco, romanticismo en estado puro
Junto al convento se alza el hermoso Palacio de Bussaco, construido entre los años 1888 y 1907 en estilo neomanuelino por el arquitecto italiano Luigi Manini, un auténtico palacio de cuento para un bosque encantado. Convertido actualmente en hotel, este edificio de aires románticos se encuentra rodeado por un bello jardín y un pequeño estanque en cuyas aguas se refleja la silueta del palacio.
Todo el palacio es una obra de arte como podemos apreciar en las filigranas decorativas de su interior, donde aún se conserva el mobiliario antiguo original compuesto, entre otras cosas, por piezas portuguesas y chinas, además de azulejos, frescos y cuadros en los que se refleja la época de los descubrimientos portugueses.
Una vez que abandonamos el Palacio de Bussaco resulta fácil volver a perderse por el laberinto de senderos que recorren el bosque, encontrando a nuestro paso lugares bucólicos y solitarios como esta casa escondida entre la maleza.
Todo el palacio es una obra de arte como podemos apreciar en las filigranas decorativas de su interior, donde aún se conserva el mobiliario antiguo original compuesto, entre otras cosas, por piezas portuguesas y chinas, además de azulejos, frescos y cuadros en los que se refleja la época de los descubrimientos portugueses.
Una vez que abandonamos el Palacio de Bussaco resulta fácil volver a perderse por el laberinto de senderos que recorren el bosque, encontrando a nuestro paso lugares bucólicos y solitarios como esta casa escondida entre la maleza.
También encontraremos enigmáticas cuevas construidas por los eremitas, quienes las utilizaron como retiro espiritual, quizás buscando en el interior de estas grutas el interior de ellos mismos, no en vano, la cueva es un arquetipo iniciático relacionado con el renacimiento del ser humano.
Cubierta por enredaderas y musgo la Fuente de San Silvestre es la misma imagen del carácter mágico de este bosque. Su visión crea un halo de misterio a su alrededor, como si fueran las antiguas ruinas de un mundo perdido en el tiempo. Por eso al caminar por los senderos de este bosque encantado sería conveniente hacerlo en el más absoluto silencio, pues quizá, podremos oír el canto de las hadas.
Fuente de San Silvestre, Bosque de Buçaco |
Tarifas: Si accedes al bosque a pie por cualquiera de sus puertas la entrada es gratuita. En cambio, si decides llegar hasta el palacio en coche, podrás aparcar fácilmente, pero tendrás que pagar por un vehículo de 5 plazas 5€; + de 5 plazas 7€; moto 2€ y autobuses 30€.
Convento de Santa Cruz: Se puede visitar la iglesia y algunas estancias por 2€
Recomendación: Nosotros dejamos el coche aparcado en un pequeño hueco en la puerta das Ameias y subimos andando. La principal ventaja es que para llegar al palacio lo haces a través de los múltiples senderos que hay en el bosque.
Cómo llegar: Se encuentra situado entre las ciudades de Aveiro y Coimbra.
¿Buscas alojamiento cerca del Bosque de Buçaco?
La ciudad balneario de Luso ofrece una gran variedad de alojamientos, muchos de ellos con acceso directo al spa y vistas a la Sierra de Bussaco. Sin embargo, dada la posibilidad de poder alojarnos en el bosque, podemos dormir en el Palacio do Bussaco y darnos un pequeño capricho. Nosotros preferimos alojarnos en el Hotel Ibis Coimbra Centro situado a tan solo 29 kilómetros, y así aprovechar para visitar la ciudad.
10 Comentarios
Oh, cuánto estoy aprendiendo de Portugal y esas zonas más desconocidas, es preciosísimo el bosque y todo el entorno en sí, ¡ya quiero ir! Toda esa zona tiene muchas grutas misteriosas y recovecos, es de cuento. Un saludo
ResponderEliminarPortugal es preciosa, tanto su costa como el interior. La verdad que ha sido todo un descubrimiento para nosotros este país y está no será la última visita que hagamos. Saludos
EliminarLa belleza que lo rodea me ha recordado mucho a Sintra, me apunto este lugar porque me ha encantado.
ResponderEliminarUn saludo!
Totalmente, Sintra y el Bosque de Buçaco son dos lugares preciosos en Portugal, a la vez que mágicos. Saludos
EliminarUna maravilla de lugar, no hay duda, y ese palacio... así a primera vista me ha recordado al palacio de Comillas, pero luego, al descubrir su interior sin embargo me ha llevado hasta ese fantástico gótico manuelino de los Jeróminos a pesar de los siglos que separan la construcción de ambos lugares. Un abrazo.
ResponderEliminarEfectivamente, sigue el mismo estilo del monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Un palacio precioso convertido en hotel y un bosque digno de un bosque encantado. Un abrazo
EliminarCuando visitamos Portugal tuvimos que sacrificar un par de lugares y uno de ellpos fue este. Una pena. Me encanta el manuelino, de manera que esta obra neomanuelina me parace delicadísima y fascinante. Espeor poderla visitar algún día!
ResponderEliminarQue pena, porque tanto el bosque y el palacio merecen mucho la pena. A nosotros nos pasó con el monasterio de Alcobaça, no nos dio tiempo a visitarlo.
EliminarSí..., Portugal es muy hermoso; en parte es porque supieron cuidar y respetar su patrimonio y durante mucho tiempo estuvieron cerrados al turismo salvaje, ese mismo que destrozó toda la costa mediterránea
ResponderEliminarespañola y depreda la costa gallega; pero veréis como alguien la caga.
Esperemos que no. Portugal es muy bonito
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