El museo Parque de la Prehistoria es un lugar ideal para conocer el arte del Paleolítico Superior en Europa, donde comprenderemos el pasado y la evolución del hombre, al mismo tiempo que descubriremos el origen del arte. Este museo alberga una gran colección de arte rupestre de origen Europeo, con una antigüedad estimada de entre 10.000 y 40.000 años. Además, el Parque de la Prehistoria contiene el mayor conjunto de replicas de pinturas rupestres de esta remota etapa de la humanidad, con copias exactas de los principales yacimientos europeos.
Réplica de figurillas rupestres
En esta gran colección se encuentran unas interesantes reproducciones de figuras arqueológicas, como por ejemplo esta estatuilla antropomorfa femenina de entre 20.000 y 22.000 años de antiguedad. Fue descubierta en el año 1908 en la orilla del río Danubio, cerca de Willendorf (Austria), por el arqueólogo austriaco Josef Szombathy, siendo la primera figura encontrada de este estilo, y conocida popularmente como "La Venus de Willendorf".
Muchos arqueólogos sugieren que la corpulencia de estas figuras femeninas representan la visión que ellas mismas tuvieron de su propio embarazo, siendo consideradas divinidades de la fecundidad y representantes de la Madre Tierra.
Otra venus muy representativa es la de Dolni Vestonice, hallada en Checoslovaquia, y con un antigüedad de entre 29.000 y 25.000 años. Su elaboración es muy cuidada, diferenciándose del resto de figuras de su estilo por su tendencia al esquematismo.
La venus de Brassempouy es un fragmento de estatuilla femenina de marfil datada en el Paleolítico Superior, siendo una de las más antiguas y detalladas representaciones del rostro humano.
A parte de las venus, estos artistas de la era prehistórica realizaron figurillas de muy diferente índole, como por ejemplo El caballo de Vogelherd. Consiste en una figura u objeto decorativo tallado en marfil de mamut encontrado en Vogelherd (Alemania). Su antigüedad es de unos 32.000 años y probablemente se utilizara como pendiente.
El bisonte lamiéndose el flanco, perteneciente al Paleolítico Superior, fue hallado en la cueva de la Madeleine, región de Dordoña (Francia). Esta figurilla fue tallada sobre una asta de reno, y como las llamadas "venus" estos animales parecen estar relacionadas con ciertas funciones simbólicas, utilizándose como amuletos por su sentido mágico.
El hombre león de Hohlenstein-Stadel es una escultura de marfil de mamut que data del Paleolítico Superior, y representa a un ser humano con cabeza de león. La escultura fue descubierta en pedazos en 1939 en la cueva de su mismo nombre en Alemania. El equipo arqueológico que la descubrió estaba dirigido por Robert Wetzel y Otto Völzing, y fue ensamblada y restaurada en 1997-1998 por Ute Wolf y Elisabeth Schmid. Su antigüedad esta estimada en 32.000 años, y al principio se pensaba que representaba a un hombre, pero los autores de su reconstrucción piensan que se trata probablemente de una representación femenina.
El grabado era muy frecuente en la época prehistórica, y consistía en un dibujo hecho a base de finas incisiones o cortes sobre el hueso o la roca, hechas con utensilios afilados de silex llamados buriles. El grabado aparece desde los primeros tiempos del arte, representándose multitud de animales como caballos, ciervos, bisontes, etc.
Muchos arqueólogos sugieren que la corpulencia de estas figuras femeninas representan la visión que ellas mismas tuvieron de su propio embarazo, siendo consideradas divinidades de la fecundidad y representantes de la Madre Tierra.
La Venus de Willendorf
Otra venus muy representativa es la de Dolni Vestonice, hallada en Checoslovaquia, y con un antigüedad de entre 29.000 y 25.000 años. Su elaboración es muy cuidada, diferenciándose del resto de figuras de su estilo por su tendencia al esquematismo.
La venus de Brassempouy es un fragmento de estatuilla femenina de marfil datada en el Paleolítico Superior, siendo una de las más antiguas y detalladas representaciones del rostro humano.
A parte de las venus, estos artistas de la era prehistórica realizaron figurillas de muy diferente índole, como por ejemplo El caballo de Vogelherd. Consiste en una figura u objeto decorativo tallado en marfil de mamut encontrado en Vogelherd (Alemania). Su antigüedad es de unos 32.000 años y probablemente se utilizara como pendiente.
El bisonte lamiéndose el flanco, perteneciente al Paleolítico Superior, fue hallado en la cueva de la Madeleine, región de Dordoña (Francia). Esta figurilla fue tallada sobre una asta de reno, y como las llamadas "venus" estos animales parecen estar relacionadas con ciertas funciones simbólicas, utilizándose como amuletos por su sentido mágico.
El hombre león de Hohlenstein-Stadel es una escultura de marfil de mamut que data del Paleolítico Superior, y representa a un ser humano con cabeza de león. La escultura fue descubierta en pedazos en 1939 en la cueva de su mismo nombre en Alemania. El equipo arqueológico que la descubrió estaba dirigido por Robert Wetzel y Otto Völzing, y fue ensamblada y restaurada en 1997-1998 por Ute Wolf y Elisabeth Schmid. Su antigüedad esta estimada en 32.000 años, y al principio se pensaba que representaba a un hombre, pero los autores de su reconstrucción piensan que se trata probablemente de una representación femenina.
hombre león de Hohlenstein-Stadel |
El grabado era muy frecuente en la época prehistórica, y consistía en un dibujo hecho a base de finas incisiones o cortes sobre el hueso o la roca, hechas con utensilios afilados de silex llamados buriles. El grabado aparece desde los primeros tiempos del arte, representándose multitud de animales como caballos, ciervos, bisontes, etc.
Réplica de pinturas rupestres
Muchas de las pinturas rupestres descubiertas en cuevas del todo el mundo se encuentran aquí representadas por unas excelentes replicas, las cuales nos darán una pequeña idea de la sensibilidad artística de estos pintores prehistóricos, expresando muchas de sus pinturas una gran carga simbólica. Una de las características de las pinturas del arte rupestre es que se encuentran dibujadas en lugares de difícil acceso, lo que hace pensar a los investigadores que se trataba de lugares sagrados de la cueva, cumpliendo estas pinturas alguna función mágica o ritual.
Pinturas de la cueva de Lascaux, Francia
La cueva de Lascaux de 200 metros de profundidad y de varias salas se encuentra situada en la región de Dordoña, al suroeste de Francia, cerca de la villa de Montignac. Fue descubierta el 12 de septiembre de 1940 por los jóvenes Marcel Ravidat, Jacques Marsal, Georges Agnel y Simón Coencas, ya que el joven Marcel buscaba por estos lugares una cueva sepultada que según contaban las leyendas escondía un gran tesoro. Lo que no sabían estos chicos es que iban a encontrarse con otro tipo de tesoro, nada más y nada menos que con unas pinturas grabadas en la pared y en el techo de la cueva con una antigüedad de unos 18.000 años.
Estas pinturas fueron estudiadas por el arqueólogo Henri Breuil que llegó a catalogar 1.963 pinturas y grabados, entre las que se encuentran representados figuras de animales como caballos, renos, toros, ciervos y bisontes, además de varias figuras antropomorfas.
Una de sus pinturas más representativas es el llamado "unicornio", una figura extraña imposible de asociar a algún tipo de animal realista.
La cueva de Lascaux cuenta con una de las pinturas más singulares y enigmáticas que se conozcan, se trata de un ser antropomorfo de apariencia extraña que según los investigadores podría tratarse de un chaman, siendo esta una de las pocas representaciones de un ser humano realizada en un periodo tan antiguo. Esta estilizada figura parece tener como una especie de máscara de ave, y junto a él, una extraña vara con una figura también de ave. ¿Qué enigmas y secretos guardará esta fascinante escena?.
El acceso al público a estas pinturas se inició en el año 1955, llegando a recibir hasta 1.200 visitantes al día, lo que causó que las pinturas y grabados se deteriorasen por el dióxido de carbono producido por la respiración de los visitantes. Esto motivó que la cueva fuera cerrada al público en el año 1963 para realizar una serie de restauraciones en las pinturas, y devolverlas a su estado original. Para que la gente pudiese seguir disfrutando de estas magníficas pinturas, los responsables de la cueva decidieron realizar una copia a tamaño natural de este santuario paleolítico en el año 1983, al igual que hicieron también los responsables de la Cueva de Altamira.
Estas pinturas fueron estudiadas por el arqueólogo Henri Breuil que llegó a catalogar 1.963 pinturas y grabados, entre las que se encuentran representados figuras de animales como caballos, renos, toros, ciervos y bisontes, además de varias figuras antropomorfas.
Una de sus pinturas más representativas es el llamado "unicornio", una figura extraña imposible de asociar a algún tipo de animal realista.
El Unicornio
La cueva de Lascaux cuenta con una de las pinturas más singulares y enigmáticas que se conozcan, se trata de un ser antropomorfo de apariencia extraña que según los investigadores podría tratarse de un chaman, siendo esta una de las pocas representaciones de un ser humano realizada en un periodo tan antiguo. Esta estilizada figura parece tener como una especie de máscara de ave, y junto a él, una extraña vara con una figura también de ave. ¿Qué enigmas y secretos guardará esta fascinante escena?.
El acceso al público a estas pinturas se inició en el año 1955, llegando a recibir hasta 1.200 visitantes al día, lo que causó que las pinturas y grabados se deteriorasen por el dióxido de carbono producido por la respiración de los visitantes. Esto motivó que la cueva fuera cerrada al público en el año 1963 para realizar una serie de restauraciones en las pinturas, y devolverlas a su estado original. Para que la gente pudiese seguir disfrutando de estas magníficas pinturas, los responsables de la cueva decidieron realizar una copia a tamaño natural de este santuario paleolítico en el año 1983, al igual que hicieron también los responsables de la Cueva de Altamira.
Pinturas de la cueva de Altamira, Santillana del Mar, Cantabria
La cueva de Altamira fue descubierta en el año 1879 por Marcelino Sainz de Sautuola, estudioso aficionado a la paleontología que llevaba desde el año 1870 realizando investigaciones y exploraciones en cuevas cántabras. Un año después de su descubrimiento escribió un libro donde afirmaba que las pinturas de la Cueva de Altamira se debían a artistas Paleolíticos, siendo el primer autor en atribuir a antepasados tan remotos la capacidad estética y técnica necesaria para realizar estos dibujos.
El grupo más impresionante de pinturas se encuentran en el techo, no muy lejos de la entrada, en el lugar conocido como "Sala de los Polícromos", y representan a una treintena de figuras de animales, sobre todo bisontes. Estas pinturas son de grandes dimensiones y se realizaron aprovechando las protuberancias de la roca utilizando colores rojos y negros. Estas pinturas corresponden al período Magdaleniense teniendo una antigüedad de entre 8.000 y 15.000 años.
En otras galerías de la cueva se encuentran numerosas representaciones de diferentes épocas y estilos, donde se hallan pinturas de caballos, ciervos, cabras y extraños rectángulos, teniendo algunos de estos dibujos hasta una antigüedad de 35.600 años. Pero la Cueva de Altamira también guarda unas enigmáticas pinturas conocidas como "máscaras", rocas a las que se pintaron ojos recreando rostros humanos.
Debido al deterioro de la cueva por los visitantes, se restringió su acceso y se construyó en el año 2001 junto a la cueva original las nuevas instalaciones del museo de Altamira y la Neocueva, una réplica minuciosa de la original.
Pero la teoría del arqueólogo español chocó contra los postulados científicos, ya que no creían que los hombres prehistóricos fueran capaces de hacer unas pinturas tan perfectas. No fue hasta el año 1902, catorce años después de la muerte de Marcelino, cuando se tomó en consideración el descubrimiento de este gran arqueólogo. Este reconocimiento por la comunidad científica internacional vino por los descubrimientos realizados ese mismo año de varias pinturas de arte rupestre paleolítico encontradas en varias cuevas de la Dordoña Francesa.
El grupo más impresionante de pinturas se encuentran en el techo, no muy lejos de la entrada, en el lugar conocido como "Sala de los Polícromos", y representan a una treintena de figuras de animales, sobre todo bisontes. Estas pinturas son de grandes dimensiones y se realizaron aprovechando las protuberancias de la roca utilizando colores rojos y negros. Estas pinturas corresponden al período Magdaleniense teniendo una antigüedad de entre 8.000 y 15.000 años.
En otras galerías de la cueva se encuentran numerosas representaciones de diferentes épocas y estilos, donde se hallan pinturas de caballos, ciervos, cabras y extraños rectángulos, teniendo algunos de estos dibujos hasta una antigüedad de 35.600 años. Pero la Cueva de Altamira también guarda unas enigmáticas pinturas conocidas como "máscaras", rocas a las que se pintaron ojos recreando rostros humanos.
Debido al deterioro de la cueva por los visitantes, se restringió su acceso y se construyó en el año 2001 junto a la cueva original las nuevas instalaciones del museo de Altamira y la Neocueva, una réplica minuciosa de la original.
Pinturas de la cueva del Castillo, Puente Viesgo, Cantabria
La cueva del Castillo se encuentra en Puente Viesgo, Cantabria, en el Monte Castillo, una elevación cónica conocida por las poblaciones prehistóricas como "La montaña sagrada", ya que esta mole pétrea contiene un gran número de cavidades con evidencia de ocupación humana de hasta hace 150.000 años.
La cueva fue descubierta en el año 1903 por Hermilio Alcalde del Río, uno de los pioneros de la prehistoria y descubridor de la mayor parte de los yacimientos prehistóricos que se conocen en la cornisa cantábrica. Los trabajos de investigación se iniciaron en el año 1910 bajo la dirección del paleontólogo Hugo Obermaier. En el interior de la cueva se encuentran pinturas de caballos, bisontes, uros, ciervos, cabras, signos y manos en negativo, hallándose hasta la pintura de un mamut.
Las pinturas más primitivas de la cueva son las manos en negativo, con una antigüedad de más de 40.000 años, de las que se han encontrado unas 45 figuras. La forma de dibujar las manos en negativo era sencilla y a la vez ingeniosa, apoyaban la mano en la pared y a continuación con un cuenco lleno de pintura líquida lo acercaban a la mano y soplaban....al quitar la mano ya se veía en negativo reflejada en la pared.
Lo signos son abundantes, destacando las agrupaciones de puntos y las formas rectangulares. Estos signos no se sabe aún hoy con seguridad que representan, declarando algunos especialistas que estas extrañas figuras puedan tener alguna relación con un sistema de calendarios.
La cueva fue descubierta en el año 1903 por Hermilio Alcalde del Río, uno de los pioneros de la prehistoria y descubridor de la mayor parte de los yacimientos prehistóricos que se conocen en la cornisa cantábrica. Los trabajos de investigación se iniciaron en el año 1910 bajo la dirección del paleontólogo Hugo Obermaier. En el interior de la cueva se encuentran pinturas de caballos, bisontes, uros, ciervos, cabras, signos y manos en negativo, hallándose hasta la pintura de un mamut.
Las pinturas más primitivas de la cueva son las manos en negativo, con una antigüedad de más de 40.000 años, de las que se han encontrado unas 45 figuras. La forma de dibujar las manos en negativo era sencilla y a la vez ingeniosa, apoyaban la mano en la pared y a continuación con un cuenco lleno de pintura líquida lo acercaban a la mano y soplaban....al quitar la mano ya se veía en negativo reflejada en la pared.
Lo signos son abundantes, destacando las agrupaciones de puntos y las formas rectangulares. Estos signos no se sabe aún hoy con seguridad que representan, declarando algunos especialistas que estas extrañas figuras puedan tener alguna relación con un sistema de calendarios.
Pinturas de la cueva de Tito Bustillo, Ribadesella, Cantabria
La cueva del Tito Bustillo fue descubierta en 1968 en Ribadesella (Asturias), por un grupo de espeleólogos que se quedaron a dormir en el interior de la cueva. En un momento dado uno de ellos iluminó la pared, mostrándose ante ellos un dibujo grabado en la roca, siendo la primera pintura descubierta de este santuario del arte paleolítico. El nombre de la cueva se puso posteriormente en honor a uno de los espeleólogos que descubrieron la cueva, llamado Celestino Bustillo (Tito Bustillo), que 29 días después falleció en un accidente de montaña en Quirós.
Las pinturas de esta cueva de 540 metros de longitud tienen una antigüedad de entre 12.000 y 24.000 años, y se encuentran representadas figuras de animales como renos, caballos, cetáceos, cérvidos y bisontes. Además, cuenta con otra clase de pinturas en la que se hayan representadas signos, vulvas, figuras antropomorfas y manos.
Las pinturas de esta cueva de 540 metros de longitud tienen una antigüedad de entre 12.000 y 24.000 años, y se encuentran representadas figuras de animales como renos, caballos, cetáceos, cérvidos y bisontes. Además, cuenta con otra clase de pinturas en la que se hayan representadas signos, vulvas, figuras antropomorfas y manos.
Cámara de las vulvas, cuyos dibujos servían de invocación a la fecundidad
Los Wandjinas, Australia
En la otra punta del planeta, al noroeste de Australia, en la región de Kimberley, cerca de Glenelg River, fueron descubiertas en el año 1838 una gran cantidad de pinturas rupestres de gran tamaño por una expedición enviada por la Royal Geographical Society británica. Los miembros de esta expedición quedaron fascinados al encontrarse estas curiosas pinturas grabadas en la roca, las cuales representan a figuras de gran tamaño con rostros de tez blanca y grandes ojos negros sin boca. Además, sus cabezas están rodeadas por una especia de aureola, como si irradiaran una especie de auras luminosas.
Cuando los expedicionarios preguntaron a los aborígenes sobre el origen y significado de estas pinturas, ellos les dijeron que se llamaban "Wandjinas", cuyo significado sería "cercano del agua". Además, aseguraban que no fueron dibujadas por sus antepasados, sino que fueron hechas por unos seres que descendieron del cielo en tiempos muy antiguos, representándose ellos mismos. Los aborígenes australianos cuya presencia en este lugar data desde hace más de 174.000 años, creen que son los espíritus de la lluvia y las nubes, además de seres de gran sabiduría que poseen poderes especiales.
Sin duda, este museo nos ha llevado a conocer parte de la historia más remota de la humanidad, descubriendo las primeras manifestaciones artísticas del hombre, y demostrándonos que nuestros lejanos antepasados ya tenían un concepto artístico y espiritual muy avanzado.
Cuando los expedicionarios preguntaron a los aborígenes sobre el origen y significado de estas pinturas, ellos les dijeron que se llamaban "Wandjinas", cuyo significado sería "cercano del agua". Además, aseguraban que no fueron dibujadas por sus antepasados, sino que fueron hechas por unos seres que descendieron del cielo en tiempos muy antiguos, representándose ellos mismos. Los aborígenes australianos cuya presencia en este lugar data desde hace más de 174.000 años, creen que son los espíritus de la lluvia y las nubes, además de seres de gran sabiduría que poseen poderes especiales.
Sin duda, este museo nos ha llevado a conocer parte de la historia más remota de la humanidad, descubriendo las primeras manifestaciones artísticas del hombre, y demostrándonos que nuestros lejanos antepasados ya tenían un concepto artístico y espiritual muy avanzado.
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Si vienes a Asturias y no sabes donde alojarte, déjame que te aconseje el hotel donde nosotros nos alojamos durante un par de noches. La Casona de Don Santos, ubicada en el pequeño pueblo de Proaza, fue todo un acierto y su ubicación es perfecta para disfrutar de la naturaleza y realizar multitud de rutas de senderismo y, como no, para conocer este interesante museo de la prehistoria.
Fuente de los datos consultados: Paneles del museo y Wikipedia
6 Comentarios
Pues está chulo este parque. Me gustaría podr visitar algún día Lescaux o Altamira, pero dado que esto es muy difícil, pues estas réplicas pueden ser una buena solución.
ResponderEliminarLa verdad que el museo está muy bien, es muy didáctico y aunque las cuevas sean replicas te permiten hacerte una pequeña idea de las originales. Saludos
Eliminar¡Muy interesante! Sobretodo el tema de las cuevas con pinturas rupestres, no he ido a la réplica de Altamira (sólo a la sala que tienen en el Museo Arqueológico de Madrid pero claro que no es lo mismo), muchas ganas de ir y esa de Francia tiene que ser también increíble. Una pasada asomarse a esa época tan desconocida de hace tantísimos años. Un abrazo
ResponderEliminarEl museo está muy completo y aunque no es lo mismo que visitar una cueva original, viendo estas réplicas te haces un ligera idea. Un abrazo
EliminarUna gran visita, aunque no sea original lo que se ve, el tener la oportunidad de ver réplicas es algo que acerca a todo el mundo la cultura... Una buena recomendación.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Cristina. Estos museos son un tesoro y como bien dices ayudan a la gente a acercarse a la cultura. Saludos
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