Cerca de las Termas de Monfortinho, en el concelho de Idanha-a-Nova, a 15 kilómetros del lugar donde delimita la provincia de Cáceres y Portugal, nos encontramos con el pequeño pueblo de Penha García, una aldea que quizá pueda pasar desapercibida a primera vista, pero si le prestamos más atención descubriremos que guarda varias sorpresas relacionadas con vestigios de su pasado. Sus antiguos molinos de agua, algunos de ellos aún en funcionamiento, y su castillo, son parte de su historia, pero en las rocas donde se asienta esta población se encuentran las huellas de su pasado más remoto, cuando todo este lugar estaba cubierto por un mar de aguas poco profundas.
Encaramada sobre una ladera, el casco antiguo de Penha García nos muestra un conjunto de casas distribuidas en estrechas callejuelas sinuosas de cuarcita, pizarra y granito. Muchas de estas casas son de piedra, pero también las hay encaladas, como la propia iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Construida a mediados del siglo XX conserva piezas del antiguo templo como la pila bautismal y la imagen de Nuestra Señora de la Leche, talla gótica esculpida en piedra en el año 1469. La iglesia, situada en uno de los puntos más alto de la aldea, nos marca el camino ascendente que nos llevará hasta el castillo situado sobre un promontorio rocoso.
Hoy convertido en mirador, el castillo templario del siglo XIII goza de una situación privilegiada ofreciendo unas panorámicas excepcionales de la Sierra de Malcata y la Sierra de Estrela. Pero lo más interesante de Penha García se encuentra en la otra vertiente del castillo, un desfiladero por donde discurre el río Ponsul jalonado por un conjunto de antiguos molinos, y al fondo la presa que retiene las aguas del embalse de Penha García.
Antes de subir al castillo, junto a la iglesia, nos habíamos percatado de un cartel que nos indicaba la Ruta de los Fósiles (Rota dos Fósseis), una ruta circular de 3 kilómetros incluida dentro del área protegida Naturejo Geopark de la Meseta Meridional, que nos muestra las huellas de los trilobites, animal artrópodo del Paleozoico. Esta área protegida está compuesta por 16 geomonumentos repartidos por diferentes municipios que muestra un amplio patrimonio geomorfológico, geológico y paleontológico, entre los que se encuentran, por señalar algunos, los Cerros Graníticos de Monsanto, los Meandros del río Zezere, los Cañones fluviales del río Erges, la Cascada de las Fragas da Água d'Alta o el Parque icnológico de Penha García, el cual visitaremos a continuación.
A lo largo del recorrido, según vamos descendiendo desde la cima del castillo hacía la presa, nos iremos encontrando en algunas rocas las huellas dejadas por los Trilobites en el fondo marino. Estos animales fueron uno de los habitantes del mar que cubría toda esta zona hace más de 500 millones de años, en la era Paleozoica (periodo Cámbrico). En esa época tan remota se terminó una era glacial donde el continente Pannotia se disgregó en una serie de pequeños continentes llamados Laurentia, Siberia, Báltica y Gondwana. Fue en este periodo donde surgieron los primeros animales que habitaron en la superficie terrestre, pues anteriormente la vida animal estaba confinada solamente en los mares.
De igual manera, también son parte importante en esta ruta los antiguos molinos situados junto al río Ponsul, que antiguamente formaban parte de un conjunto más amplio del concelho de Idanha-a-Nova. El camino que recorre los molinos es empedrado en su práctica totalidad, sustituido en algunos puntos por puentes y pasarelas de madera que cruzan el río.
Muchos de estos molinos, como antaño, siguen funcionando hoy en día gracias a Domingo que es el encargado de mantener y conservar este lugar, además de hacer de guía para los eventuales visitantes. Estos molinos movidos por el agua muelen el cereal hasta convertirlo en harina para hacer el pan y otras especialidades gastronómicas. Esta harina mezclada con agua, sal y levadura era cocida, hasta hace muy poco, en el horno comunitario situado en la entrada de la aldea.
Además de poner en funcionamiento el molino, Domingo también nos abre las puertas de algunas de las casas que en su interior guardan una gran cantidad de aperos de labranza antiguos, ejerciendo de pequeños museos etnográficos que te transportan a épocas pasadas.
Uno de estos molinos es conocido como la casa de los fósiles (Casa dos Fósseis), puesto que guarda en su interior una amplia colección de fósiles formada por más de 700 ejemplares, de los cuales 608 están inventariados. Todos estos fósiles fueron encontrados en el valle del río Ponsul y están catalogados en un libro donde conoceremos, gracias a las explicaciones de Domingo, los tipos de fósiles que conforman esta colección en la que abundan, como hemos citado antes, las huellas de los trilobites dejadas en el fondo del mar. También veremos otros tipos de fósiles donde se ve claramente la fisonomía de estos animales, pues en algunos casos quedaron su cuerpos enteros impresos en la roca. Esta clase de fósiles han sido hallados en varios lugares de la tierra, encontrándose ejemplares que miden desde unos pocos milímetros hasta algunos que llegan a alcanzar los 90 centímetros.
Esta ruta tiene un aliciente más, se trata de la Fonte do Pego, una piscina natural con una pequeña cascada que convierte este rincón de la ruta en un lugar ideal para refrescarse en los días calurosos. Con la visión de este pequeño oasis afrontamos la última parte del recorrido, atravesando el puente de la piscina natural para subir a continuación hasta el pueblo de Penha García, y culminar así esta fantástica ruta donde se mezcla naturaleza y tradición junto con las huellas de los animales más remotos que habitaron la tierra.
Encaramada sobre una ladera, el casco antiguo de Penha García nos muestra un conjunto de casas distribuidas en estrechas callejuelas sinuosas de cuarcita, pizarra y granito. Muchas de estas casas son de piedra, pero también las hay encaladas, como la propia iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Construida a mediados del siglo XX conserva piezas del antiguo templo como la pila bautismal y la imagen de Nuestra Señora de la Leche, talla gótica esculpida en piedra en el año 1469. La iglesia, situada en uno de los puntos más alto de la aldea, nos marca el camino ascendente que nos llevará hasta el castillo situado sobre un promontorio rocoso.
Hoy convertido en mirador, el castillo templario del siglo XIII goza de una situación privilegiada ofreciendo unas panorámicas excepcionales de la Sierra de Malcata y la Sierra de Estrela. Pero lo más interesante de Penha García se encuentra en la otra vertiente del castillo, un desfiladero por donde discurre el río Ponsul jalonado por un conjunto de antiguos molinos, y al fondo la presa que retiene las aguas del embalse de Penha García.
Antes de subir al castillo, junto a la iglesia, nos habíamos percatado de un cartel que nos indicaba la Ruta de los Fósiles (Rota dos Fósseis), una ruta circular de 3 kilómetros incluida dentro del área protegida Naturejo Geopark de la Meseta Meridional, que nos muestra las huellas de los trilobites, animal artrópodo del Paleozoico. Esta área protegida está compuesta por 16 geomonumentos repartidos por diferentes municipios que muestra un amplio patrimonio geomorfológico, geológico y paleontológico, entre los que se encuentran, por señalar algunos, los Cerros Graníticos de Monsanto, los Meandros del río Zezere, los Cañones fluviales del río Erges, la Cascada de las Fragas da Água d'Alta o el Parque icnológico de Penha García, el cual visitaremos a continuación.
A lo largo del recorrido, según vamos descendiendo desde la cima del castillo hacía la presa, nos iremos encontrando en algunas rocas las huellas dejadas por los Trilobites en el fondo marino. Estos animales fueron uno de los habitantes del mar que cubría toda esta zona hace más de 500 millones de años, en la era Paleozoica (periodo Cámbrico). En esa época tan remota se terminó una era glacial donde el continente Pannotia se disgregó en una serie de pequeños continentes llamados Laurentia, Siberia, Báltica y Gondwana. Fue en este periodo donde surgieron los primeros animales que habitaron en la superficie terrestre, pues anteriormente la vida animal estaba confinada solamente en los mares.
Huella dejadas por los Trilobites en la roca |
Muchos de estos molinos, como antaño, siguen funcionando hoy en día gracias a Domingo que es el encargado de mantener y conservar este lugar, además de hacer de guía para los eventuales visitantes. Estos molinos movidos por el agua muelen el cereal hasta convertirlo en harina para hacer el pan y otras especialidades gastronómicas. Esta harina mezclada con agua, sal y levadura era cocida, hasta hace muy poco, en el horno comunitario situado en la entrada de la aldea.
Además de poner en funcionamiento el molino, Domingo también nos abre las puertas de algunas de las casas que en su interior guardan una gran cantidad de aperos de labranza antiguos, ejerciendo de pequeños museos etnográficos que te transportan a épocas pasadas.
Uno de estos molinos es conocido como la casa de los fósiles (Casa dos Fósseis), puesto que guarda en su interior una amplia colección de fósiles formada por más de 700 ejemplares, de los cuales 608 están inventariados. Todos estos fósiles fueron encontrados en el valle del río Ponsul y están catalogados en un libro donde conoceremos, gracias a las explicaciones de Domingo, los tipos de fósiles que conforman esta colección en la que abundan, como hemos citado antes, las huellas de los trilobites dejadas en el fondo del mar. También veremos otros tipos de fósiles donde se ve claramente la fisonomía de estos animales, pues en algunos casos quedaron su cuerpos enteros impresos en la roca. Esta clase de fósiles han sido hallados en varios lugares de la tierra, encontrándose ejemplares que miden desde unos pocos milímetros hasta algunos que llegan a alcanzar los 90 centímetros.
Esta ruta tiene un aliciente más, se trata de la Fonte do Pego, una piscina natural con una pequeña cascada que convierte este rincón de la ruta en un lugar ideal para refrescarse en los días calurosos. Con la visión de este pequeño oasis afrontamos la última parte del recorrido, atravesando el puente de la piscina natural para subir a continuación hasta el pueblo de Penha García, y culminar así esta fantástica ruta donde se mezcla naturaleza y tradición junto con las huellas de los animales más remotos que habitaron la tierra.
Información de la ruta:
Aparcamiento: En la Av. 25 de Abril se puede aparcar en un pequeño parking que hace las veces de mirador.
Inicio de la ruta: La ruta comienza en la iglesia
Distancia total: 3 kilómetros
Dificultad: baja.
Recorrido: circular
Tiempo estimado: Aproximadamente 1h 30'
Aparcamiento: En la Av. 25 de Abril se puede aparcar en un pequeño parking que hace las veces de mirador.
Inicio de la ruta: La ruta comienza en la iglesia
Distancia total: 3 kilómetros
Dificultad: baja.
Recorrido: circular
Tiempo estimado: Aproximadamente 1h 30'
Dónde dormir en Penha García
En la zona tienes una gran variedad de alojamientos, tanto hoteles como casas rurales. A continuación os dejamos algunas recomendaciones y el hotel donde nosotros dormimos.
- Hotel Fonte Santa (Monfortinho): Este fue el hotel que nosotros elegimos para pasar una noche y conocer el pueblo de Monsanto, además de realizar esta ruta en Penha García. Este hotel forma parte del mismo complejo que las termas de Monfortinho y dispone de piscina al aire libre y spa. Todas las habitaciones dan al jardín y son muy cómodas. Cuenta con parking gratuito y el precio incluye desayuno buffet.
- Casa Santa Catarina (Penha García): Rodeado de naturaleza, esta casa rural de gestión familiar ofrece vistas a las montañas. Cuenta con parking gratuito y el precio incluye desayuno Buffet.
- Monsanto Geohotel Escola (Monsanto): Este hotel se encuentra ubicado en la preciosa aldea de Monsanto. Las habitaciones están equipadas con todo lo necesario para pasar una estancia perfecta en un entorno mágico. Dispone de parking gratuito y el precio incluye desayuno Buffet.
10 Comentarios
¡Qué ruta más chula!No conozco esa zona de Portugal y ya veo que fue una visita de lo más interesante. ¡Anotado queda!
ResponderEliminarEs una visita bastante interesante y muy poco conocida.
EliminarVaya pasada de lugar! Me ha encantado todo, pero solo por la huella de los trilobite ya merecería la pena ir hasta allí. El museo me parece interesantísimo además. Preciosas fotos, la primera parece un belén ��
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Hay algunas muy bien conservadas en la roca, pero sobre todo las que tienen en el museo están muy bien. Un abrazo
EliminarUfff, pero qué maravilla... comenzar el post con el dato de que la zona estuvo sumergida por un mar poco profundo y después desandar en el relato todos los tesoros allí encontrados... ¿qué decir? tenemos un planeta tan rico... hermosa entrada. Ale Martinez Notte
ResponderEliminarMuchas gracias Ale, merece mucho la pena esta visita.
EliminarMe encantan los museos etnográficos y acercarme a como es o era la vida en otros lugares. Así que este lugar seguro que me encantaba. Además nos has acercado a un lugar peculiar y con muchas posibilidades
ResponderEliminarSeguro que te iba a gustar, a nosotros la verdad que nos sorprendió bastante. Y si tienes suerte de que Domingo te enseñe todo esto mejor, tuvimos mucha suerte porque el hombre ya se iba y nos lo enseñó por los pelos.
EliminarSiempre se descubre un pedacito más del mundo! Gracias por traernoslo :-)
ResponderEliminarGracias a ti Aitor por comentar.
EliminarProtección de datos: Según la nueva ley RGPD tenemos que informarte del uso que daremos a los datos personales que proporcionas. Tu e-mail será usado para enviarte las respuestas al comentario, en caso de que marques la casilla. El resto de datos (IP, país, navegador...) que recopila Blogger solo serán usados para las estadísticas internas de Blogger. Tus datos en ningún caso serán publicados ni cedidos a terceros.
Añadiendo tu comentario estás aceptando estos términos.